Emilio Morenatti: “Es muy desagradable que no se tome en serio el periodismo riguroso”

El fotoperiodista aragonés de Associated Press, afincado en Barcelona, consiguió el galardón periodístico más destacado del mundo. Y lo ha recibido en la categoría de ‘Mejor reportaje fotográfico’ por sus instantáneas tomadas a ancianos en España durante la crisis del Covid-19.

A las pocas horas de recibirlo por sorpresa en una ceremonia a la que asistía sabiendo únicamente que era finalista, Emilio Morenatti intervenía en ‘La Cadiera’ de Aragón Radio, donde señalaba que “todavía no lo he terminado de procesar”.

Sobre el desempeño de su profesión durante la pandemia y los peores momentos de la crisis sanitaria, el galardonado lamenta que las dificultades siempre estén ahí. “Es muy desagradable encontrarse uno en su propio país con esas dificultades, sobre todo cuando no se toman en serio quien se lo tiene que tomar el periodismo riguroso y el periodismo serio. Entonces hay consecuencias atroces”, reflexiona.

En este sentido, asegura que él ‘se ha buscado la vida’ cuando los accesos a los hospitales estaban prohibidos. “Me uní a los enfermeros de atención primaria para visitar a aquellas personas vulnerables, que es de lo que básicamente trata el reportaje que ha ganado. Esos ancianos que de alguna manera habían quedado aislados en su casa y necesitaban atención médica y que algunos con Covid morían dentro de sus casas”.

Acerca de la selección de las fotografías del reportaje ganador, explica que la hicieron sus editores de la agencia. Para él su trabajo consiste en “intentar producir lo mejor posible y, como decimos los que trabajamos en agencias ‘alimentamos el cable’ y yo alimento el cable con imágenes. Intento ser lo más selectivo y exquisito posible y luego ya mis editores eligen lo mejor de toda esa producción y le dan forma a eso”.

“Besos de plástico”

Aunque para él es muy difícil seleccionar una sola imagen de las que hizo en aquellos meses “porque cada imagen tiene una historia de seguimiento detrás”, la de la pareja de ancianos que se reencuentran después de tantos días y se dan un beso a través del plástico le emociona especialmente. “Ese beso dura un minuto y pico de reloj y ese momento no lo eterniza mi fotografía sino una serie de emociones que hay detrás de esa imagen, con todas las personas trabajadoras de aquel centro que están llorando muy emocionados”.