Gala Placidia, otra gran mujer despreciada por la historia

Magdalena Lasala ha dedicado buena parte de su carrera literaria a recuperar personajes olvidados a lo largo de la historia, en especial mujeres que fueron muy relevantes en su época pero que la sociedad ha enjuiciado y borrado. Es el caso de Gala Placidia (emperatriz consorte de Constancio III y regente durante el mandato de su hijo Valentiniano III) que Lasala recupera ahora  en 'La emperatriz goda' (La Esfera de los Libros) que, poco a poco, se va conociendo el importantísimo papel que tuvieron las mujeres en el imperio Romano: "Madres, esposas, hermanas o hijas de emperadores que ejercían un poder inmenso que permaneció en la sombra, porque los titulares de los tronos eran por línea masculina", explica la autora.

Ambientada en pleno siglo V, Constantinopla y Roma se disputan ser el centro del Imperio, pero los dos hijos varones de Teodosio son incapaces de igualar la grandeza de su padre. Solo Gala Placidia, la hija que el emperador tuvo al final de su vida, está dotada de la inteligencia y fuerza necesarias para conseguir sus propósitos en el complicado entresijo de las relaciones imperiales y los tiempos oscuros del asedio de los godos y la caída del Imperio de Occidente.

Desde el "yo interior" de una mujer que se mantuvo fiel a sus convicciones "aun a costa de que la historia no se lo perdone", Magdalena la ubica entre dos mundos: a caballo del mundo antiguo que representaba su padre, Teodosio I el Grande, y el eco de ingobernabilidad que resuena con la llegada de sus hermanastros, Arcadio en Oriente y Honorio en Occidente. Reconstruye ,por tanto, a quien sostuvo el último aire del Imperio Romano, ya que después su muerte y la de su hijo Valentiniano, quien la sobrevive solo cinco años, se puso fin a la Dinastía Teodosiana en Occidente.