Jorge Sanz Barajas recupera la historia del pintor Ciriaco Párraga

Zaragoza, 1940. Por las calles recién renombradas por los que ganaron la guerra, caminan el fotógrafo Jalón Angel, José Camón Aznar o Pilar Bayona. También otros hombres y mujeres para los que pisar la calle es cada día un ejercicio de heroísmo, una temeridad, una aventura. Son los que escaparon, los que han cumplido sus condenas, los que se enfrentan cada día a la incertidumbre de una denuncia que termine con sus vidas o en el mejor de los casos, que vuelva a llevarlos al penal.

En este ambiente de miedo, un miedo que se respira, Jorge Sanz Barajas relata en 'Volar alto' (Xordica) una historia real, la del pintor Ciriaco Párraga y su pareja, Amaya Hidalgo. 

La necesidad de crearse una nueva identidad para poder empezar de nuevo, cargar con el pasado cada día de tu vida, ser el perdedor en un mundo de ganadores. El arte por encima de todo. Sobre estos  ejes gira esta historia que se desarrolla en la posguerra más dura de la Zaragoza de los años 40.

Ciriaco Párraga fue un excelente retratista que pasó una etapa de su vida en la capital aragonesa, donde expuso sus obras y en la que conoció, entre otros, a José Camón Aznar y Pilar Bayona.

Fue amigo, entre otros muchos, de poetas como Blas de Otero y de pintores como Nicolás Martínez Ortiz, con quien estuvo primero en París y después durante la guerra haciendo carteles de propaganda en el hotel Carlton de Bilbao. Con su estilo claro, directo y transparente, era capaz de penetrar hasta el alma de cada personaje.

Esas circunstancias le permitieron hacer un extraordinario retrato del poeta Marcos Ana en el Penal de Burgos en 1959 o le condujeron a toparse en 1940 con la mujer de su vida, 'La Tellito', una miliciana de leyenda. También destacan en su obra los paisajes que pintó en el País Vasco, su tierra de adopción.

El fotógrafo Jalón Ángel, quien lo ampara, lo protege y le consigue el encargo de dos retratos muy bien pagados de Franco, algo que le plantea un dilema: ¿Puede un hombre de izquierdas, que ha sufrido la persecución y la cárcel, retratar al dictador? Párraga se descubre como un artista empeñado en fusionar la ética y la estética: "Pinto como pinto por la misma razón que soy comunista", decía.