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CICLO TEATRAL

La obra 'Medea a la deriva' cierra el IX Ciclo 'Les Refuses'

Este espectáculo está basado en la novela gráfica de Fermín Solís, inspirada a su vez en el texto teatral “Medea”, la gran tragedia de Eurípides

Aragón Cultura /
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La obra “Medea a la deriva", de la compañía Maltravieso Teatro (Cáceres), cerrará este fin de semana el IX Ciclo “Les Refuses”, organizado por Arbolé. Este espectáculo está basado en la novela gráfica de Fermín Solís, inspirada a su vez en el texto teatral “Medea”, la gran tragedia de Eurípides. Medea, la princesa maga de la Cólquida, la que fue esposa de Jasón y mató a sus hijos por desamor, es objeto de la ira de Zeus y está condenada a vivir hasta el fin de los días. La obra se represneta en el este viernes y sábado a las 20:30 horas en el Teatro Arbolé de Zaragoza.

Su protagonista, la princesa maga de la Cólquida, la que fue esposa de Jasón y mató a sus hijos por desamor, la que tuvo que huir de Corinto, Atenas y Asia Menor, acosada por humanos y dioses, objeto de la furia de Zeus, va a la deriva en un enorme bloque de hielo que mengua día a día, camino de un destino desconocido.

Pero esta no es su única angustia: es un ser inmortal y no puede morir, ni por su propia mano. Está condenada a vivir hasta el fin de los días. La obra aborda la historia de la mujer más fascinante de la mitología griega, en un monólogo sostenido por un paisaje desnudo, reducido al entorno de un iceberg, y un personaje monumental en una reinterpretación del mito de Medea.

La soledad, el tiempo infinito como castigo, la edad avanzada como una humillación para un ser inmortal, la falta de medios para sus conjuros, para cambiar el destino, la imposibilidad de la autodestrucción como única salida… son el presente eteno de Medea. En su pasado está el poder, el papel la mujer en su tiempo y situación, la inteligencia, su capacidad y conocimientos para dirigir ese destino, la tenacidad, la lucha por lo que se ama, por lo que se quiere conseguir, la venganza auténtica, que no mide consecuencias y solo tiene su valor y, también, la duda y la escucha interior.

La puesta en escena de la obra mezcla comic y teatro, a través de una pantalla con las acciones del comic paralelas a las de un monólogo interpretado por una actriz, glosando la metáfora de un mundo que navega hacia ninguna parte y que se hace daño a sí mismo sin llegar nunca a desaparecer, como le ocurre a Medea.

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