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Los pioneros en la enseñanza de la lengua aragonesa

El investigador serrablés Óscar Latas ha seguido los pasos de Jean-Joseph Saroïhandy, que ya impartía aragonés en el París de los años 20

ARAGÓN CULTURA /
En el París de los años 20 se impartían clases de aragonés
icono foto En el París de los años 20 se impartían clases de aragonés

Hace unos días el Consejo de Gobierno aprobaba el nombramiento de los primeros quince miembros de la Academia Aragonesa de la Lengua. Un organismo que se encarga de proteger y promocionar las lenguas propias de Aragón y sus modalidades.

Es un paso más en el camino de revalorización y recuperación de la filología, literatura y lingüística del territorio. Y es que de un tiempo a esta parte el aragonés se ha colado en nuestro cine, los cómics, la literatura, las aulas, nuestros dispositivos móviles, e incluso géneros musicales como el rap.

Para que Krevi Solenco sea el artífice del primer disco de rap íntegro en aragonés, han hecho falta muchos hombres y mujeres que siglo tras siglo perpetúen la existencia de esta lengua. En el ensayo ‘El aragonés medieval. Lengua y Estado en el reino de Aragón’, Guillermo Tomás explica cómo surge el concepto de lengua aragonesa en la Edad Media y cómo la utilizó el estado para reforzar la hegemonía de la monarquía, hasta quedar casi erradicada en los documentos oficiales de siglos posteriores.

¿Y desde cuándo podemos hablar del aragonés? Miguel Martínez Tomey firma el prólogo de ‘Origen aragonés de las glosas emilianenses’, una edición facsímil de los textos de San Millán de la Cogolla que defiende el uso del aragonés o navarro aragonés en las primeras palabras escritas en castellano.

La importancia filológica de las Glosas emilianenses no se advirtió hasta el siglo XX, al que nos trasladamos ahora mismo. Concretamente al París de los años veinte. Allí, un filólogo e hispanista francés llamado Jean-Joseph Saroïhandy imparte clases de aragonés en un aula de la ciudad de la luz. En su cajón guarda cartas de Ramón Menéndez Pidal, Domingo Miral, Pedro Arnal Cavero y Joaquín Costa, fruto del trabajo de campo recogiendo materiales sobre diversas lenguas pirenaicas.

A ellos ha podido asomarse el investigador serrablés Óscar Latas, autor del volumen ‘Precursores en la Enseñanza Superior de la Lengua Aragonesa’, editado por Aladrada y la Cátedra Johan Ferrández d’Heredia de la Universidad de Zaragoza.

¿Cómo entra en contacto Saröihandy con la lengua aragonesa?

El hispanista Alfred Morel-Fatio leyó un artículo del aragonés ribagorzano de Joaquín Costa y sugirió a Saroïhandy estudiar la lengua original en el mismo país y en 1896 llegó a Graus, iniciando una relación con España que no se interrumpió sino con su muerte; durante treinta años veraneó en Aragón y otros lugares del Pirineo y recogió materiales dialectológicos de las diversas lenguas pirenaicas: aragonés, catalán, occitano y euskera; también navarroaragonés medieval.

¿Cómo fueron sus visitas al Pirineo entre 1896 y 1913?

Para preparar la visita de Sarohandy a Graus, Costa movilizó a la juventud grausina y a todo su grupo costista con personajes ilustres como Dámaso Carrera, Vicente Mur, Marcelino Gambón… le facilitaron multitud de materiales y le acompañaron a hacer excursiones.. También estuvo recogiendo dichos, frases, tradición oral en Estadilla y Fonz. Publica un resumen en una revista francesa y continúa recorriendo el Alto Aragón desde Ansó, Fago, Benasque, Somontano, Sierra de Guara y las Altas Cinco Villas. Se desplazaba andando a las poblaciones, en mulo o burra.

¿Cómo era el aragonés que Saroïhandy encontró y estudió? ¿Dista mucho del actual?

La documentación es muy interesante porque el aragonés a finales del siglo XIX tenía mucha más extensión territorial y estaba mucho menos castellanizado. Era un aragonés mucho más puro que el que se conserva en la actualidad y, por tanto, se puede reconstruir el verdadero aragonés, aunque en esa época ya empezaba a estar castellanizado. 

Con estos materiales, el control de Saroïhandy sobre la lengua aragonesa era prácticamente igual que el de sus hablantes nativos. Conocemos muchas variedades del aragonés: ansotano, cheso, panticuto, belsetán o chistabín, por citar algunas. ¿Sabemos cuál de ellas impartía Saroïhandy en sus clases?

Del curso 1919 al 1920, dedicó la enseñanza a los dialectos aragoneses; de 1921 al 1922, al aragonés antiguo y moderno; y del 1922 al 1923, al aragonés aljamiado.

¿Y a quién daba clases en el París de los años 20?

Principalmente filólogos de todo el mundo, hombres y mujeres. Tres norteamericanos, uno de Checoslovaquia, franceses… todos ellos querían hacer sus tesis doctorales, algunos de ellos después hicieron sus tesis sobre el aragonés medieval

Pero la cosa no quedó ahí. Muchos de los alumnos de Saroïhandy llevaron sus enseñanzas a otros lugares e incluso siguieron sus pasos. ¿No?

Uno de sus alumnos, Odón Apraiz, impartió un curso de aragonés en la Universidad de Barcelona con esos mismos materiales. Hubo otros pioneros romanistas de la escuela alemana e inglesa que estuvieron también en los años 30 realizando encuestas en todo el Alto Aragón y publicando trabajos de dialectología y lengua aragonesa. De hecho, en la universidad de Hamburgo se hicieron tesis doctorales sobre el aragonés. Por ejemplo, Fritz Krüger, Alwin Kuhn, Rudolf Wilmes o el inglés W. Dennis Elcock. Es decir, hubo una serie de personajes que vienen a hacer sus tesis sobre el aragonés, especialmente, hasta la guerra civil; cuando aquí todavía en la Universidad de Zaragoza era impensable.

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Entrevista a Óscar Latas en 'La Cadiera'
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