El Real Zaragoza entra en estado de depresión

El Real Zaragoza es un equipo de contrastes este curso. Si en las primeras jornadas de la temporada era incapaz de liderar el marcador y casi siempre se veía obligado a jugar a remolque, ahora que ha cogido el hábito de adelantarse es incapaz de mantener ese resultado favorable hasta el final. Burgué tiraba por tierra este pasado domingo el sueño de volver a lograr una victoria con un gol en el minuto 95 que desesperó a La Romareda. Algo que Stuani también había hecho una semana antes en Montilivi al firmar el definitivo empate a un con una diana en el minuto 87. En apenas dos semanas el equipo ha perdido hasta cuatro puntos en los últimos minutos. Una ganancia que le situaría en décima posición en la tabla con 17 puntos, una realidad bien diferente a la actual.

Así el Zaragoza ha amasado el histórico récord de empates consecutivos en Segunda División (9). La igualada ante el Mirandés sin embargo, ha hecho más daño que las anteriores. La Romareda, hambrienta de victorias y cansada de ver al equipo en la zona baja, estalló ayer tras el tanto de Brugué en el tiempo añadido. Y es que las sensaciones son diferentes. Al principio de esta interminable racha de empates las sensaciones que daba el equipo eran buenas. Tenía ocasiones y mostraba buen juego, lo que invitaba a pensar en un futuro mejor. Ahora, sin embargo, al equipo se le ve menos alegre, más agotado y quizá maniatado por esa desazón que le provoca el no poder concretar victorias.

Ese camino errático ha llevado al equipo a la zona de descenso a Primera RFEF, un lugar que lamentablemente ya no le resulta tan extraño en los últimos tiempos. De momento tiene tiempo y margen (quedan 29 jornadas y solo un punto le separa en este momento de la salvación), pero lo cierto es que las sensaciones ya no son las antes para un equipo que parece haber entrado en depresión.