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FUTURO COMPARTIDO

'Cohousing senior' o vivir en comunidad después de la jubilación

Las cooperativas de viviendas para la tercera edad son una nueva opción para envejecer en compañía

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Cohousing.

Hablar de envejecimiento era hasta hace poco un relato en el que solían aparecer las palabras soledad, monotonía y aislamiento. Ahora, muchas personas prefieren escribir su futuro acompañando su relato con autonomía, libertad y compañía. Para lograrlo, existen cooperativas de viviendas para la tercera edad. El programa Objetivo de Aragón TV ha mostrado este sábado cómo algunos aragoneses disfrutan de su jubilación en compañía de amigos y con todo los servicios a su alcance.

"Estamos como si fuera en un hotel cuando te vas de vacaciones. Bajas a comer, te lo hacen todo: una vez a la semana te cambian las camas, las sábanas y toallas, y te lavan la ropa y la traen planchada. ¿Qué más queremos?", reflexiona Ramona Torres, una de las 52 cooperativistas del Complejo Residencial de San Hermenegildo, en Teruel. 

Tanto ella como su marido, Roberto Catalán, residen en un apartamento del complejo. Allí, disponen de una pequeña cocina, un salón, comedor, baño y habitación. A su disposición tienen todos los servicios que puedan necesitar: servicio de limpieza, de lavandería, planchado y peluquería. 

"Estamos contentísimos", comenta Roberto. "Hemos trabajado mucho en esta vida y queremos vivir bien en la vejez", señala. 

Ramona Torres y Roberto Catalán.

Su prioridad es disfrutar con aquello que les apasiona y hacer más fácil la tercera edad. Se aseguran la atención y los cuidados que necesitarán, pero a su manera.

El complejo está pensado para todos: "Hay zona de asistidos, que viven en unas habitaciones muy buenas, y que cuentan con los enfermeros y tienen a gente que les ayuda", señala Ramona. 

Ellos son dos de los socios iniciales de la cooperativa. Participaron en la búsqueda del terreno y en el diseño del proyecto junto a un arquitecto. Poner en marcha su sueño costó 12 millones de euros, que aportaron entre los socios, las mensualidades -que rondan los 1.800 euros- y las subvenciones públicas. 

"Cuando nos convertimos en cooperativa tuvimos que hacer aportaciones extraordinarias para ir cumpliendo con todos los requisitos de compra de terrenos, arquitecto...", explica José Luis Gómez, presidente de la cooperativa. 

"Disfrutamos como niños chicos", dice sonriendo Juan Pérez, quien recuerda los inicios del huerto comunitario, en el que está implicado desde el principio: "Comenzamos plantando pepinos y después tomates en dos etapas. Lo que cogemos, lo repartimos entre todos los residentes". 

Varios residentes trabajan en el huerto de la cooperativa. 

"Ahora vivo sola, pero en el futuro me gustaría estar con gente cerca de mi casa, pudiendo hacer actividades entre amigos", comenta María Pilar Clemente, secretaria de la Asociación Las Crisálidas. Ella, junto a otras 49 personas, buscan un terreno en Zaragoza en el que hacer realidad el proyecto de construir una cooperativa de viviendas para la tercera edad.

Como ella, Carmen Bada buscaba una solución a su vida tras la jubilación en la que pudiera seguir con su vida, libre de cargas y sin restricciones: "La motivación es que me planteo un futuro y no quiero estar sola, porque es muy bonito cuando lo eliges, pero no cuando es impuesto. No quiero una residencia donde me digan a que hora me levanto y que actividades puedo hacer o no. Aspiro a mantener mi autonomía hasta el final si puede ser, y no cargar a mis hijos con la responsabilidad de cuidar de mi", explica.

"Nuestro propósito es formar una cooperativa de vivienda colaborativa para el envejecimiento activo, lo que se llama 'Cohousing senior'", señala Alfredo Pérez, presidente de la asociación. 

Los residentes cuentan con servicio de comida. 

Aspiran a construir viviendas colaborativas, es decir, unidades habitacionales privadas con zonas y servicios comunes como comedor y gimnasio. "En las viviendas podemos vivir una o dos personas sin problema. Podemos tener visitas de los hijos y de nuestros amigos", indica María Pilar. 

Según sus estimaciones, hacer realidad el proyecto podría suponer una obra de casi cinco millones de euros para construir 50 unidades habitacionales y espacios comunes. "La idea es que sean construcciones en horizontal y de dos o tres plantas. Buscamos un terreno adecuado para eso, que nos permita tener un jardín y una serie de servicios", comenta Alfredo.

"Se pueden hacer cantidad de actividades allí. Hay cosas en las que ya somos afines y hemos decidido que pondremos una mesa de billar o una piscina. Hay quien escribe poesía, quien pinta... todo eso nos enriquece a unos y a otros", explica. 

Complejo Residencial de San Hermenegildo.

La compañía es el factor que los residentes sitúan entre los más importantes. "Conforme nos hacemos mayores vamos perdiendo la capacidad de salir, de relacionarnos con otra gente y esto lo tendremos dentro de nuestro complejo. Tendremos a nuestros amigos cerca, tanto, que no tendremos que pensar en ir en autobús o en coger el coche", subraya María Pilar, quien compara su futura vejez con la de sus padres: "Veo que tienen esa dificultad en se vuelven más reacios a salir, a ver a gente, a quedar con amigos. Allí los tenemos a todos al alcance de la mano, los servicios los tendremos, la comida, la limpieza, la gente que nos pueda echar una mano en el cuidado de las casas y de las personas", concluye.

La cooperativa cuenta con varios trabajadores, uno de ellos es Carlos Gracia, trabajador social del centro: "Todos los residentes están mejor a nivel social, de convivencia y de salud física, y nosotros encantados de atenderles cubriendo esas necesidades tan importantes", señala. 

Lo que buscan es vivir su jubilación con la mayor calidad de vida posible, estar rodeados de buena compañía y servicios de calidad. Después de responsabilidades, trabajo y preocupaciones una nueva generación de mayores se mueve para alejarse de la soledad y ser dueños de cada minuto de su vida.