Parir, sustituir una cadera o tratar una neumonía: ¿cuánto cuesta la sanidad?

Cada vez que una persona cruza la puerta de un hospital, se pone en marcha una cuenta. Si una persona ingresa en urgencias, el contador se eleva -al margen de la intervención que necesite- hasta los 1.000 euros. Dar a luz a un bebé, sin complicaciones, cuesta 2.000 euros, el precio por tratar una neumonía es de 4.100 euros, mientras que el de sustituir una cadera cuesta casi 13.000 euros. Todo este baile de cifras se suma a los 2.221 millones de euros que se destinó a la atención sanitaria en Aragón, más de 75.000 millones en España. De estas cantidades, más de la mitad corresponde al sueldo de los sanitarios, y un 15% pertenece al gasto farmacéutico.

En la Comunidad hay 232 camas de UCI y 3.950 de hospitalización convencional, pero ninguno de los pacientes que pasa por ellas sabe lo que cuesta la atención y las intervenciones. A estas cantidades se les llaman factura en la sombra y, hace diez años, un grupo de profesionales médicos quiso que salieran a la luz, como recuerda este lunes (21:35 h.) el programa Objetivo, de Aragón TV .

“No nos cerramos solamente a ver el coste directo de la enfermera que atiende al enfermo, sino de las admisiones, información, seguridad, amortización del edificio, de la tecnología... todo. Se trata de los gastos directos, los indirectos y los estructurales, que son necesarios para atender a un paciente durante un tiempo determinado", explica Francesc Cots, coordinador de la Red Española de Costes Hospitalarios.

Entre las intervenciones más económicas destaca la de cataratas, que no llega a los 1.000 euros. Una cesárea puede costar entre 3.700 y 5.300, una prótesis de cadera o rodilla está entre los 7.000 y los 9.000 euros, mientras que las cifras más altas se encuentran en los trasplantes. Uno de pulmón, por ejemplo, puede ascender a los 70.000.

“Una catarata o una hernia son procedimientos que se han abaratado mucho porque los procesos son mucho más efectivos. Se han reducido los tiempos de quirófano y eso ha hecho que el coste se haya reducido mucho, lo que ha permitido crecer en técnicas mucho más complejas”, señala Cots.

Pobreza farmacéutica

Aunque la seguridad social subvenciona parte de los fármacos que se recetan, un millón y medio de personas en España dejan de adquirir sus tratamientos por motivos económicos. “Llega un momento en el que te dicen ‘no me lo puedo permitir, ¿Qué alternativas tengo...?’ Hablas con ellos y te dicen que esto es demasiado caro, esto no me hace suficiente beneficio…", afirma Laura Gracia, farmacéutica.

En su farmacia de La Jota colaboran con la ONG Banco Farmacéutico, que lleva 16 años luchando contra la pobreza farmacéutica. “Vengo muy tranquila porque sé que todo lo que tengo que tomar me lo van a dar. Es una gran ayuda para personas que tenemos pocos recursos, porque hay medicamentos que cuando te los da el médico no sabe si están al alcance de tu mano o no, a veces no te los puedes comprar", señala Liria, una de las beneficiarias de esta ayuda.

La revolución de la COVID-19

Hace un año, el coronavirus revolucionó los hospitales. El coste de un día en la UCI roza los 2.000 euros, mientras que por un paciente en planta se pagan 950. El esfuerzo del personal también se ha duplicado.

Durante la pandemia, en Aragón se han invertido ocho millones de euros para contratar más sanitarios, 450.000 para fármacos y tres millones de euros para materiales y EPIS.

“Cuando hablo de costes nos referimos al valor de la atención sanitaria que se ha prestado a un paciente. No es una carga, es un valor añadido de lo que se ha hecho para dar años de vida suplementarios a una persona con calidad de vida. Todavía me sorprende que el propio sector no utilice los costes para darse el valor que tiene lo que hace", concluye Francesc Cots.