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TURISMO

El castillo de Montearagón recibe casi 2.000 visitas tras la finalización de sus obras

Tres meses han bastado para consolidar una seña de identidad de la provincia de Huesca

ARAGÓN NOTICIAS /
Castillo de Montearagón en Quicena. / Turismo de Aragón
icono foto Castillo de Montearagón en Quicena. / Turismo de Aragón

El castillo de Montearagón, en Quicena (Huesca), reabrió sus puertas el pasado mes de marzo tras más de tres años de obras. Desde entonces casi 2.000 personas han visitado uno de los castillos abadía más importantes de la Reconquista en el Alto Aragón. Y eso que las visitas solo se abren durante los fines de semana. Las ganas por ver cómo han terminado las obras, el poder contemplar los claustros que estaban enterrados o las recreaciones que se han programado durante las visitas han hecho que se haya convertido, de nuevo, en una seña de identidad de la provincia de Huesca y en uno de los reclamos turísticos desde el que se divisa buena parte de la provincia.

Además de la importancia histórica del castillo, el de Montearagón no pasa desapercibido por quienes se acercan a Huesca desde Barbastro o quienes salen de la capital oscense en dirección a Guara o el Somontano. Es una parada obligada porque ha pasado de estar medio abandonado y en ruina, a ser un reclamo turístico de toda la provincia. "Se han consolidado las ruinas, se han restaurado varios elementos y se han sacado a la luz las estructuras internas del castillo que estaban enterradas. Es el caso de los dos claustros que son ahora una de las parte más visuales de toda la visita", explica Darío Español, profesor de la Universidad de Zaragoza. 

El Ministerio de Cultura ha invertido 1,7 millones de euros durante los últimos tres años para reforzar los muros, consolidar la ruina y cerrar el perímetro de un castillo que estaba a la intemperie y al albur de sus visitantes anónimos que corrían peligro al acercase a sus paredes. Español señala que el castillo de Montearagón "tenía más poder" que el Obispado de Huesca o el de Barbastro, "al mismo nivel que los reyes".

Él es uno de los encargados de organizar y preparar las recreaciones y las visitas que se han vuelto a abrir al público desde el pasado mes de marzo. "Es una seña de identidad oscense, desde su altura se divisan kilómetros alrededor, se observa Guara, el pico Gratal y la ciudad de Huesca, entre otros", destaca Español. "Además, este castillo -dice- trasciende el elemento histórico porque la gente deja mensajes, sobres con poesías, dedicatorias de gente de la zona que ha vivido muchos años aquí y tienen esa identidad y relación con el castillo".

Las visitas tienen una duración de 30 minutos y si coincide con alguna recreación, se puede alargar hasta la hora. Las entradas se pueden adquirir a través de la web del ayuntamiento de Quicena, en un correo electrónico o poniéndose en contacto a través del teléfono. Actualmente trabajan cuatro personas en el equipo de visitas, junto a varios grupos de recreación histórica. "Hemos apostado por un modelo didáctico y de transferencia de conocimiento, amparado en la reconstrucción y en las nuevas tecnologías", detalla Español.

La llegada de más turistas se nota en Quicena "porque todos tienen que atravesar el pueblo para llegar al castillo". "Ahora lo que tenemos que hacer es aprovechar el tirón y conseguir traer más inversores turísticos a la población", explica su alcalde Rafael Blasco. Con apenas 300 habitantes, Quicena recibe cada fin de semana casi la misma población que vive diariamente. "Han sido tres años de duro trabajo por parte del consistorio pero estamos satisfechos con el resultado final", dice el alcalde, quien señala que tienen ahora "un 30% o un 40% más de visitantes". "La pena es que no tenemos más servicios para poder ofrecer algo más. A ver si podemos aprovechar y crear un centro de acogida al visitante antes de que suban al castillo", recuerda Blasco.