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SOCIEDAD

El duro relato de la prostitución: "Parecía que sonreía de verdad, pero lo que quería era cortarme las venas"

Una mujer cuenta su historia en un local de Zaragoza y cómo aquella etapa le ha dejado secuelas psicológicas. El pasado año, Cáritas ayudó a 411 mujeres en situación de prostitución solo en Zaragoza

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Carteles de locales donde se ofrecen servicios de prostitución.

En un local del barrio de las Delicias, en Zaragoza, comenzó a prostituirse una joven guineana, que prefiere ocultar su nombre. Tenía solo 19 años: "Me dijo (su proxeneta): 'Piénsalo, es como si estuvieras teniendo una cita con cualquier persona, solo que después de esa cita te van a dar dinero'".

El suyo es el perfil más común de prostituta: mujer joven, inmigrante (la mayoría son de Colombia, Guinea Ecuatorial, República Dominicana y Venezuela), pobre, sin papeles y sin posibilidad de acceder a un empleo regulado. "Hay muchos hombres que solicitan estos servicios, muchos puteros", asegura Marta Jiménez, directora del centro de Cáritas en Zaragoza. 

El pasado año, 411 mujeres en situación de prostitución fueron atendidas por Cáritas Fogaral solo en Zaragoza, 238 acudían a este servicio por primera vez. Se trata de una cifra que se ha multiplicado por dos en lo que va de año. Una situación que da cuenta del negocio del sexo y de su crecimiento. 

"Si no ibas, pasaban a otra persona y te quedabas sin comida, pero cuando ibas, tenías miedo porque te podía pasar cualquier cosa", recuerda esta joven, que asegura que temía por su vida cada día: "Te daban golpes físicos, te insultan...". 

Esas situaciones tienen un precio físico, pero también mental. "Parecía que sonreía de verdad, pero lo único de lo que tenía ganas era de cortarme las venas", confiesa la joven.

Abolición, cambios en las leyes y financiación

En muchas ocasiones, estas mujeres arrastran graves secuelas, como depresión, apatía, ansiedad o intentos de suicidio. Por eso, ella cuenta con la ayuda de Médicos del Mundo desde hace un año y medio. Le han ayudado a dejar la prostitución, junto a otras chicas. 

Para esta guineana la prostitución debería estar abolida. Cree que nadie la ejercería si tuviera oportunidades. "No conocemos ni una sola, pero ni una, que haya dicho que se mete a puta porque le gusta, porque quiere que todo tipo de baboso venga y use su cuerpo como le dé la gana", incide. 

Casi el 100%de las mujeres atendidas se encuentran en situación de vulnerabilidad, algunas son víctimas de trata y otras saben que llegan a España para ejercer la prostitución, pero no en qué condiciones, como apunta Jiménez: "Tienen que estar las 24 horas del día. Por ejemplo, las mujeres están pagando por una habitación hasta 250 euros a la semana. Esa es una de las grandes explotaciones que se cometen contra ellas". 

La prostitución es violencia machista, como aseguran los colectivos sociales y feministas. En marcha hay dos leyes: la ley contra la trata y la ley contra el proxenetismo, que multa a clientes y proxenetas.

La plataforma abolicionista de Aragón pide dar un paso más. "Que se cambie la ley de extranjería y tengan la posibilidad de tener nacionalidad, tener regulados sus papeles por todo lo que han sufrido", reclama Maite Polo, portavoz de la organización.

Unas medidas que deben ir acompañadas de partidas presupuestarias, pues solo 17 mujeres de las más de 400 atendidas por Cáritas lograron una prestación social.

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