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RECURSOS HÍDRICOS

Los embalses de la cuenca del Ebro pierden agua almacenada y se sitúan al 43% de su capacidad

Hace un año se encontraban al 61% y el promedio de los últimos cinco años era aún más alto: el 64%. Las reservas de nieve en la Comunidad están un 20 por ciento por debajo de los última década

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Cada año hay menos agua almacenada y algunos embalses como Yesa no guardan ni el 30% del agua que podrían. / Europa Press

Los embalses de la cuenca del Ebro aragoneses se encuentran este miércoles al 43% de su capacidad. Hace un año estaban al 61% y el promedio de los últimos cinco años aún era más alto: se encontraban, de media, al 64%. Esto supone que cada año hay menos agua almacenada y algunos embalses como Yesa no guardan ni el 30% del agua que podrían.

El embalse de Yesa tiene actualmente un volumen cercano a los 130 hectómetros cúbicos, es decir, no llega al 30% de su capacidad. Es menos de la mitad que lo que tenía hace 365 días y su promedio de los últimos cinco años es del 62%. Y eso que en la última semana ha sumado dos hectómetros cúbicos a su reserva.

En otros grandes embalses, como el de Mediano, que también cerró el año hidrológico con mínimos históricos (16%)  llegando a caer hasta el 11% de su capacidad el pasado verano,  los niveles se han recuperado algo más y, actualmente, se encuentra al 45% con casi 197 hectómetros cúbicos. También se ha recuperado ligeramente el embalse de Vadiello, que abastece a Huesca capital, pero apenas se encuentra al 20%, tras alcanzar mínimos del 10% el pasado mes de noviembre.

Esta situación, la de los embalses de la Comunidad, preocupa a los regantes en general: casi todos los sistemas de riego tienen bastante menos agua embalsada que el año pasado, y en dos meses, comienzan campañas.

Las reservas de nieve, bajo mínimos 

Aragón estrena 2023 con las reservas de nieve un 20% por debajo de la media de los últimos 10 años. El motivo no es la falta de lluvia, sino las altas temperaturas. A día de hoy, la nieve que cayó a principios de diciembre solo resiste por encima de los 2.000 metros en zonas umbrías. Iván Goinzález, nivólogo de A Lurte: "Hemos tenido una segunda mitad de diciembre muy cálida, con todo viento de suroeste, del oeste, cálido...y la poca nieve que había a principio de diciembre se la ha  ido llevando". 

Los ciclos meteorológicos son variables y un enero sin nieve entra dentro de las posibilidades, pero el tiempo cálido y seco se está convirtiendo en tendencia. "Analizando las series históricas y homogeneizando todos esos datos, ya no es tanto la reducción de las precipitaciones sino como cae y en forma de qué. Es innegable que el aumento de las temperaturas demanda más agua para la atmósfera y eso genera problemas de escasez hídrica", asegura Juan Terrádez, técnico del Observatorio Pirenáico de Cambio Climático. Y los expertos advierten: de seguir así, el espesor de nieve del Pirineo podría reducirse a la mitad en menos de diez años. 

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