Las consecuencias del uso de pantallas en menores: de retrasos en el habla a falta de concentración
En Zaragoza se han celebrado las I Jornadas de estudio 'Apaga y Veámonos' sobre las consecuencias de la digitalización
El ciberacoso a través del teléfono móvil, dentro y fuera de las aulas, es uno de los riesgos que puede conllevar el mal uso de estos dispositivos en adolescentes, pero no es el único. Expertos, como psicólogos o pediatras, vienen alertando de que usar pantallas en edades tempranas puede provocar incluso retraso en el habla o falta de concentración. Las administraciones han comenzado a regular su uso.
El Departamento de Educación prohibió hace un mes los móviles durante la jornada escolar en todos los centros escolares de la Comunidad, a excepción de momentos puntuales y con fines educativos. Pero siguen surgiendo iniciativas que reclaman ir más allá y limitarlo también en el ámbito privado. De todo ello se ha hablado en Zaragoza, en las I Jornadas de estudio 'Apaga y Veámonos', celebradas este sábado en el centro cívico Delicias, en las que se ha analizado las consecuencias de la digitalización.
Hasta los nueve años, el abuso de las pantallas, advierten los expertos, genera a los menores que la vida real sea aburrida y que disminuya la interacción. "Hay niños que comienzan a hablar mucho más tarde que hace 10 ó 15 años, lo que conlleva un retraso en la socialización, en la comprensión, en poder comunicarse", ha advertido una de las ponentes, Ángela Sánchez Perez. Esta madre y profesora ha recogido 70.000 firmas para exigir que el teléfono móvil solo se pueda utirlizar a partir de los 14 años. "Si está prohibido el alcohol o el tabaco en menores, no pensamos en dar a nuestros hijos un vaso de vino. Si hay una ley para regular los móviles, es porque esto causa un daño. Nos hará recapacitar", argumenta.
Durante las jornadas se ha subrayado que las redes sociales, a las que muchos menores acceden a través del móvil, se han creado siguiendo los patrones de las máquinas tragaperras: atrapan y crean adicción. Lo hacen, sobre todo, a través de los algoritmos que nos muestran aquello por lo que nos interesamos."Pensemos cómo los algoritmos se extienden a la selección de personal, a los seguros, a la evaluación de los docentes y al ámbito judicial. Muchas veces son mercancías, productos privados que no conocemos y pueden tener efectos de extensión de la desigualdad", ha advertido el profesor de Filosofía de la Universidad Carlos III de Madrid, Adrián Almazán.
Los móviles, internet o los videojuegos tienen su parte positiva y negativa. Por eso el reto es enseñar cómo y cuándo utilizarlos.
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