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TRADICIÓN

Primer descenso de las navatas por el Gállego como Patrimonio Cultural de la Unesco

Tratan de recordar un oficio ya desaparecido: el del traslado de la madera por los ríos tras el deshielo

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Navateros descendiendo el río Gállego

La sequía no ha impedido el tradicional descenso de las navatas por el río Gállego, que ha tenido lugar durante la mañana de este domingo con mucha asistencia de público. Un acto con el que se intenta recordar un oficio ya desaparecido: el del traslado de la madera de los bosques del Pirineo que se hacía antiguamente por los ríos cuando llegaba la época del deshielo. Además, este año ha sido especial por ser el primero que bajan tras ser declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Los navateros, ataviados con la ropa de antaño, han logrado dirigir, un año más, las tradicionales embarcaciones, hechas de grandes troncos de madera.

En esta ocasión, cuentan desde la organización, se ha podido realizar finalmente un buen descenso de navatas, pese a la preocupación por el bajo caudal del río, dada la ausencia de precipitaciones en los últimos meses. Por suerte, la lámina de agua ha aumentado esta semana.

 Aunque normalmente bajan una navata de tres trampos y una de dos, este año han bajado dos navatas de dos trampos, por tanto, más pequeñas y manejables para afrontar la falta de caudal. Por la misma razón, se ha reducido el número de los navateros en cada una de las nabatas para aligerar el peso.

Las embarcaciones de este año están hechas de madera de ciprés y los troncos, de madera de roble, están atados con sarga. Antes de comenzar el descenso, los navateros confesaban estar nerviosos, pero contentos con el aumento del caudal. Ambas construcciones han salido consecutivamente, con una buena toma de corriente, que ha puesto a prueba la habilidad y el equilibrio de los navateros.

El público ha sentido de cerca el riesgo y la emoción que conlleva esta práctica. "Vivo en Biscarrués. Soy nueva pobladora y la verdad que está siendo súper bonito ver como una tradición se mantiene", decía una de las vecinas de la zona.

Este emocionante descenso ha demostrado la consolidación de este referente turístico en la Comarca de la Hoya de Huesca, que ha contado de nuevo con mucho público, tanto en la salida y en el Puente de Murillo de Gállego como en la llegada en el puente Santa Eulalia. 

Una comida de casi doscientas personas en Biscarrués ha puesto el broche de oro a los intensos días de trabajo navatero en la Galliguera.