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NUEVA NORMALIDAD

Alivio y cautela en el primer día sin mascarillas

Gimnasios, colegios y establecimientos de alimentación afrontan las primeras horas tras la eliminación del cubrebocas

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto La mascarilla ya no es obligatoria en el aula.

Tras más de 700 días con mascarilla en interiores, su uso ya no es obligatorio salvo en los trasnportes públicos, hopsitales, centros de salud, residencias o farmacias. También empresas y comercios pueden exigir a trabajadores y clientes llevarla. 

En los centros comerciales de la capital aragonesa, han sido pocos los que se la han quitado a lo largo de la tarde de este miércoles. "Lo veo un poquito pronto", explicaba una mujer mientras paseaba entre las tiendas. "No me fío todavía", aseguraba un zaragozano que se ha acercado a comprar. Por precaución, por respeto, por costumbre o por la incertidumbre ante un posible repunte de la Semana Santa, han sido muchos los que la han preferido seguir llevándola puesta.  

Diferente situación en los gimnasios, donde apenas se han visto mascarillas. Ni en la sala ni en las actividades de grupo. "Un respiro muy grande porque aquí se agobia uno mucho", comentaba el cliente de un gimnasio. "Es un alivio porque se entrena mucho mejor", celebraba otra deportista en la sala de fitness. 

La eliminación de la mascarilla era la principal demanda del sector. La consideraban perjudicial para hacer ejercicio y para el negocio. Ahora, esperan recuperar el 20% de clientes que calculan que todavía no ha vuelto. "Hay una parte de la población que ha sabido y ha podido adaptarse, pero otra gran parte de la población no ha podido realizar actividad física", indicaba Javier Regaño, general manager del centro de actividad física. 

En el Mercado Central de Zaragoza la mayoría de los detallistas apuestan por mantenerla, al menos, durante unos días, mientras que otros han dejado la mascarilla a un lado. "Aquí tenemos dos metros de separación con el mostrador y los clientes y nos la quitamos. Hay que lucir cara otra vez", celebraba la dependienta de una carnicería. 

Caso distinto el de los escolares, que también afrontan las primeras horas sin la mascarilla en las aulas. "Después de tantos años da cosa, pero poco a poco iré quitándomela", comentaban algunos estudiantes del IES Andalán de Zaragoza. 

Una decisión que los docentes achacan, sobre todo, a las inseguridades propias de la adolescencia. "Confío en que poco a poco vayan cogiendo la confianza necesaria para quitársela porque en el caso de los alumnos creo que hay más razones que no son sanitarias", apuntaba Raúl Baquedano, director del centro.