Todos los menores de hasta seis años tutelados en Aragón están acogidos en una familia
La comunidad aragonesa se adelanta al compromiso adquirido por las autonomías de lograr este objetivo en el año 2026. El siguiente reto es que ningún menor de diez años tenga que permanecer en un centro de acogida
![En Aragón, todos los menores de seis años tutelados viven con una familia. | Pixabay](/thumbs/740x0c/2023-10/family-2485714-1280.jpg)
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En Aragón, todos los menores tutelados de hasta seis años residen con una familia, y no en centros residenciales. Se trata de un compromiso que las comunidades se plantearon lograr en 2026, dentro del Plan de Acción contra la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes del sistema de protección a la infancia aprobado en mayo de 2022, y que Aragón ha alcanzado años antes.
El siguiente objetivo es que ningún menor de diez años con estas necesidades esté acogido en una institución. Y de las 103 familias que hay en la bolsa dispuestas a acoger a pequeños que lo necesitan, 16 están dispuestas a aceptar a niños y niñas de esta edad y mayores, según los datos del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS).
En la comunidad aragonesa hay ahora 134 menores en acogimiento, 87 en la modalidad de familia extensa, es decir, que residen con los abuelos, unos tíos o unos primos. Es siempre la opción preferente, porque de esta forma, no salen del entorno familiar, como señala la jefa del servicio de atención a la infancia y la adolescencia del IASS, María José Bajén, a los micrófonos de Aragón Radio. En ocasiones, añade, incluso puede tratarse incluso de un hogar sin vínculos familiares pero que tengan una relación cercana con el niño.
Una vida familIar normalizada
Y cuando no es posible, se recurre a una familia ajena. En este sentido, el IASS trabaja de forma muy estrecha con la Asociación de Familias de Acogida de Aragón (ADAFA). Su presidente es Jaime Martínez, y, junto a su familia, ha acogido a diez menores. “Cuando entras en esto es con la expectativa de probar. Pero cuando ves el impacto que puedes tener en la vida de los menores, acabas haciendo del acogimiento una forma de vida”, asegura.
Porque no se trata sólo de que el menor no pase sus días en un centro de acogida, sino que lleve una vida normalizada, como la de los demás niños, “comer los domingos con los abuelos o ir a los cumpleaños, o al parque”. Algo que en un centro no es habitual, señala.
Por eso, es necesario que el acogimiento familiar vaya creciendo. Pero hay muchas a la espera, porque la tramitación se demora demasiado y el plazo que pasa desde que se presenta la solicitud para entrar en la bolsa hasta que se hace la valoración y se da el visto bueno puede alargarse hasta un año. “Es un problema porque la vida da muchas vueltas, y es importante que no pase mucho tiempo desde que la familia decide dar el paso y realizar esta labor”, apunta Jaime Martínez, que reclama una agilización de los procesos.
También considera que sería positivo impulsar programas específicos para que más familias opten por el acogimiento.
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