Publicidad
INVESTIGACIÓN

Un GPS biológico abre una esperanza para las personas con enfermedades genéticas musculares

La investigadora aragonesa Raquel Manzano ha formado parte de un equipo británico para desarrollar un fármaco para la distrofia muscular de Duchenne. El estudio se encuentra en la fase de ensayo con voluntarios humanos sanos

MADALINA PANTI /
La distrofia muscular de Duchenne hace que se pierda progresivamente la capacidad de moverse y respirar por sí mismos. / Freepik
icono foto La distrofia muscular de Duchenne hace que se pierda progresivamente la capacidad de moverse y respirar por sí mismos. / Freepik

El genoma humano contiene unos 25.000 genes que se transmiten de padres a hijos. Aunque el conjunto genético permanece en gran medida inalterado a lo largo de las generaciones, algunos se pueden estropear debido a mutaciones y a interrupciones o supresiones. Estos cambios en muchas ocasiones se traducen en enfermedades genéticas. Según el Centro de Información sobre Enfermedades Genéticas y Raras (GARD en sus siglas inglés) y la organización de Global Genes, más de 300 millones de personas en el resto del mundo están afectadas por estas enfermedades y calculan que la mitad de ellas, son niños. 

Además, según el Centro Nacional para el Avance de las Ciencias Traslacionales (NCATS en sus siglas inglés), solo 500 enfermedades humanas son tratables con unos 10.000 fármacos disponibles hasta la fecha, lo que manifiesta la necesidad de desarrollar nuevos medicamentos y tratamientos. La aragonesa Raquel Manzano, es una de las investigadoras de la Universidad de Zaragoza que se ha especializado en enfermedades genéticas que afectan al músculo como puede ser la distrofia muscular de Duchenne (DMD). Junto a un equipo de la Universidad de Oxford y del Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge, han logrado desarrollar un "GPS" biológico que podría ayudar a las enfermedades neuromusculares. Se encuentran en la primera fase de los ensayos con humanos, con la esperanza de poder ofrecer una cura en el futuro.

Raquel Manzano es investigadora de la Universidad de Zaragoza. / R.M.

La terapia génica y sus retos

Las terapias génicas se refieren a distintas formas de modificar el ADN para poder tratar la enfermedad genética. Raquel Manzano explica que se han desarrollado más de 2.000 ensayos clínicos de terapia génica y en el mundo existen 36 fármacos aprobados para su comercialización. La comunidad científica ha ideado varias estrategias a lo largo de estos años: "Somos capaces de 'cortar' la zona que contiene el fallo, sustituirla por otra nueva y volver a 'coser' los fragmentos, así como introducir fragmentos cortos de ADN que se unen a la zona con el fallo como si fueran parches para 'engañar' al organismo para que omita el error", desglosa la investigadora.

Sin embargo, informa que cree que quedan años "apasionantes" para el desarrollo de nuevas terapias para estas enfermedades. El motivo son los retos que presentan, como por ejemplo lograr hacer llegar el fármaco al tejido afectado y que accede donde está el ADN, para repararlo. La investigadora también insiste en que deben ser precisos para no afectar a otras zonas y provocar otras enfermedades. Además, otro de los desafíos es que el organismo no elimine el fármaco porque le resulte "extraño".

Más de diez años de investigación

La distrofia muscular de Duchenne (DMD) es una enfermedad genética que se produce por mutaciones en el ADN. Estos errores, hacen que no se produzca una proteína llamada distrofina, que es esencial para el músculo. Con el tiempo, los pacientes pierden progresivamente la capacidad de moverse y respirar por sí mismos y les falla especialmente el corazón y el diafragma. En la actualidad no existe un tratamiento eficaz para esta enfermedad y las terapias son paliativas.

Manzano explica que existen fármacos de terapia génica que consiguen recuperar la producción de distrofina utilizando la estrategia del parche aunque el problema es "que no llegan a todos los músculos". Ella ha formado parte de un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford que junto con los del Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge en Reino Unido, han logrado crear un fármaco con la capacidad de llegar hasta los órganos y acceder a su interior. Uniendo estas proteínas con el fármaco de terapia génica, se consigue transportarlo hasta estos tejidos y que penetre mejor en ellos. “Es como si al fármaco le colocásemos un GPS programado con la ruta para llegar hasta el destino. De esta forma, cuando se inyecta al paciente, la eficacia del tratamiento se multiplica”, recalca Manzano. 

Como investigadora senior, ha coordinado durante cinco años los ensayos para probar estas proteínas en el modelo de ratón con la enfermedad y analizar la eficacia del tratamiento. Un proceso que ha llevado más de diez años de investigación en el que han podido demostrar no solo su eficacia, sino su seguridad. Como investigadora, comenta que es “tremendamente satisfactorio” ver cómo el trabajo y el esfuerzo puede traducirse en un tratamiento “novedoso” para la enfermedad y “que puede mejorar extraordinariamente la calidad de vida de estos pacientes”. Añade que diseñando diferentes proteínas para alcanzar distintos tejidos diana se podrían tratar otras enfermedades genéticas, por lo que si funciona este ensayo, "las aplicaciones pueden ser muy amplias".

El genoma humano contiene unos 25.000 genes que a su vez está compuesto por ADN. / Pixabay

Esperanza para el 2023

Ahora se preparan para iniciar los ensayos en voluntarios humanos sanos. "Estamos en la fase primera, probando distintas dosis, para comprobar que es seguro en el ser humano, al igual que hemos visto en los modelos animales", comenta. Los resultados de este primer ensayo se esperan para finales de este año. "Si todo va bien como esperamos, los ensayos con pacientes de distrofia muscular de Duchenne se iniciarán a lo largo de 2023", subraya.

La investigadora aprovecha para dar valor a la investigación como una vía de diagnóstico precoz y tratamiento. "En enfermedades complejas como la distrofia muscular de Duchenne, es además muy importante la labor de divulgación porque, como hemos visto en el caso de este trabajo, los procesos se alargan hasta llegar al paciente", destaca. Además, recalca la necesidad de trasladar los avances también a las familias: "Que sepan que diariamente hay muchas personas en el mundo que trabajamos con el único objetivo de conseguir una cura, que nos importan y que no están solos". 

Por lo pronto, la aragonesa y su equipo continúan en su investigación 'MyoAge' para entender cómo el músculo participa en el desarrollo de estas enfermedades neuromusculares que, en general, se asocian al envejecimiento. Y además de la DMD, también trabaja con la enfermedad de Kennedy, la ELA o la sarcopenia. "Nos centramos en encontrar el origen de esa pérdida tan rápida y severa en estos pacientes y tratar de frenarla", resume.