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TECNOLOGÍA

Usar la IA en concursos creativos reabre el debate sobre la propiedad intelectual de las obras

La falta de una legislación concreta permite interpretaciones abiertas sobre los derechos de autor, mientras los diseñadores gráficos conviven con estas nuevas herramientas

TERESA P. ALBERO /
La IA, ¿una herramienta más para los diseñadores gráficos?
icono foto La IA, ¿una herramienta más para los diseñadores gráficos?

El uso de la Inteligencia Artificial (IA) está a la orden del día y al alcance de la mano de cualquiera. Ese último punto es el que se está convirtiendo en un problema y un quebradero de cabeza para los profesionales creativos, que ven como las herramientas de diseño ganan terreno en los concursos, literarios, de carteles anunciadores, etc. Para frenar esa tendencia de que la IA desbanque al talento, cada vez más certámenes prohíben su uso. A esa polémica se suma la disyuntiva sobre los derechos de autor y propiedad intelectual: en esos casos, ¿a quién pertenece, al concursante o al creador de la herramienta?

El Ayuntamiento de Teruel ha sido el último en sumarse al veto en el uso de la IA en el concurso del cartel anunciador de las Fiestas del Ángel 2024. "Queda prohibida la utilización de herramientas de Inteligencia Artificial (IA), reservándose el jurado el derecho a solicitar los archivos editables con el fin de esclarecer cualquier duda al respecto de su utilización", especifican las bases. Es solo un ejemplo de cómo los concursos creativos se están blindando contra el aumento de trabajos hechos con esos 'software'.

El de los diseñadores gráficos es uno de los colectivos más afectados por esta tendencia. El uso de la IA es controvertido en los certámenes y ha levantado ya ampollas en más de uno, con acusaciones de ilegalidad de por medio, como ocurrió con el cartel del Carnaval de Badajoz, en el que el propio autor admitió el uso de esta herramienta. Algo similar sucedió el año pasado en Murcia. El Ayuntamiento de la ciudad publicó el cartel conmemorativo del 8M, en el que aparece una manifestación feminista, y en el que se podían ver caras deformadas y símbolos ininteligibles que parecen letras. 

"Es fácil diferenciar un proyecto de IA de uno original. Basta con ver los rasgos de las personas, que suelen tener ojos raros, que no están humanizados, o las manos, que son extrañas y no aparecen en posturas naturales. También las grafías son raras porque no se parecen a nuestro alfabeto", explica Jara Cordero, jefa de estudios de Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Diseño de Aragón. 

Bajo su punto de vista, la IA es una herramienta más que puede usar el diseñador. Sobre la prohibición de su uso en concursos, Cordero opta por una solución intermedia: "El prohibir algo siempre es controvertido. Creo que incluso podría crearse una versión en la que se permitiese su uso con una categoría para evaluarla". 

Sobre el miedo que existe en algunos sectores creativos con el 'boom' de estos 'software', la profesional se posiciona del lado de la evolución y de las nuevas oportunidades, abogando por usar la Inteligencia Artificial como una herramienta más en el proceso de creación, pero teniendo en cuenta sus limitaciones. "Es un instrumento más para el diseño gráfico. Puede inspirar o formar parte del proceso de diseño, pero es muy difícil desarrollar un trabajo solo con IA porque el diseñador no es un mero ejecutor en el proceso. El diseñador aporta una base creativa, una asesoría al cliente, busca las mejores opciones para una comunicación eficaz, etc.", explica. 

Actualmente, la IA no tiene un hueco reservado en el currículo académico, pero los docentes estudian, investigan y trabajan con esos instrumentos para conocerlos. 

La IA gana concursos fotográficos y literarios

Más allá del diseño gráfico, estas herramientas están presentes también en otros sectores, como la fotografía. El pasado año, el reconocido fotógrafo berlinés Boris Eldagsen ganó el Premio Sony World Photography con la imagen PSEUDOMNESIA, una imagen generada con IA y en la que, a simple vista, se aprecian defectos en las manos.

La literatura tampoco escapa al uso de ChatGPT, que ha hecho que su participación -muchas veces de forma escondida- en concursos ya esté generando debates. El último caso sonado es el de la escritora japonesa Rie Kudan, ganadora el pasado enero del premio Akutagawa -el máximo galardón de las letras niponas-. La novela 'Tokyo To Dojo To' (La torre de la compasión de Tokio) cuenta con una de sus 144 páginas escritas con ayuda de la herramienta lanzada por OpenAI, según ha comentado la propia autora. 

PSEUDOMNESIA, generada con IA. / Boris Eldagsen 

Ese uso hace que surjan dudas sobre los derechos de autor. ¿A quién le pertenecen?. "ChatGPT es quien tiene los derechos de lo que se ha escrito, no el autor del concurso, ya que para ganarlo no ha usado su esfuerzo intelectual sino una IA, que tiene detrás a un desarrollador o a un propietario", señala Antonio Vargas, abogado especialista en Propiedad Intelectual en el despacho Vargas Vilardosa, en Zaragoza. 

La legislación, de momento, tiene poco que decir en estos casos, pues todavía no existe una norma que regule la IA y su uso. Por lo pronto, la Unión Europea ya ha tomado cartas en el asunto y ha elaborado la primera ley sobre Inteligencia Artificial del mundo, aunque todavía no ha pasado todos los trámites necesarios para que eche a andar. 

"Se entiende que si no está prohibido el uso de la IA, está autorizado", sostiene Vargas, aunque cabría la posibilidad de rebatir dicho texto bajo la cláusula clave de "creaciones originales". Ese concepto es al que se pueden agarrar los artistas: "La IA toma como referencia creaciones anteriores que tiene en sus bases de datos y que por ende tienen unos derechos de propiedad, por lo que la obra resultante no es original al cien por cien".