Casademont Zaragoza se exhibe ante Valencia Basket (72-48)

El cartel no podía ser mejor: el tercer amistoso de Casademont Zaragoza se presentaba como el preámbulo de las semifinales de la Supercopa ante el poderoso Valencia Basket, una cita de altura para el equipo rojillo... que no solo cumplió, sino que se exhibió. Las de Carlos Cantero lo bordaron con un baloncesto de muchos quilates, con triples, fiabilidad defensiva y una Leo Fiebich totalmente inspirada. Si a eso se le suma el gran estado de forma de las Diallo, Gulbe, Lacorzana o Atkinson, el resultado fue un mágico 72-48 en el Memorial Pepe Lanzuela. 

El partido arrancó trepidante, con muy buenos minutos de Atkinson y dos triples marca de la casa de Diallo y Fiebich. Mariona, repartiendo juego, y Gulbe, valiente, hacían que el equipo volara. Sin tregua, se llegó 10-9 al ecuador del primer cuarto. Valencia Basket, con sus armas, le exigía a las de Cantero. Así, las Torrens, Hempe,Carrera o Ouviña dejaron su impronta en los siguientes minutos. Una Fiebich inmensa en el tiro de 3 propicio un arreón final que acabó con el 16-12 en al final de cuarto. Con las zaragozanas rindiendo en ataque, el rebote en defensa era la asignatura a mejorar.

No bajó el ritmo en el segundo cuarto un Casademont que seguía con la misma intensidad y encima una cierta mejora en defensa. Una gran asistencia de Hermosa a Gulbe fue el preludio de un tiempo muerto pedido por un Valencia Basket desbordado por el juego rojillo. Leyre Urdiain, Diallo, Atkinson o Mariona volaban sobre la pista desarbolando a un rival impotente. 32-20 era el resultado de un equipo con la maquinaría engrasadísima, con una defensa que anuló por completo a un rival temible.

Fiebich asistiendo y Oma anotando de triple protagonizaron el momento más destacado de un mágico tercer cuarto. Serena, espectacular en la pintura, Vega... todas jugaban al ritmo de una Leo Fiebich imperial. A falta de 3 minutos Aleksa Gulbe (espectacular partido de la letona, que fue nombrada MVP) culminó con un triple de antología una gran jugada colectiva: no había quien parara a un Casademont desbocado. El guion siguió siendo el mismo en un último cuarto que redondeó un 72-48 final que, pese a no contar como partido oficial, ilusiona y mucho a la Marea Roja.