Acudir a gimnasios y locales de ocio, o vender el piso común: repercusiones económicas de un divorcio

Después del divorcio, para muchos comienza una etapa de cambio de hábitos, lugares a los que asistir y la búsqueda de nuevas celebraciones. Gimnasios, locales de ocio e inmobiliarias ya notan como este perfil de personas constituye desde hace unos años un nutrido grupo de consumo, al que se ha acercado el programa Objetivo, de Aragón TV. Solo el año pasado se produjeron en España cerca de 85.000 disoluciones matrimoniales.

A los gimnasios acuden personas separadas o divorciadas. Es un grupo poblacional que oscila entre los 40 y 55 años, y que no distingue entre sexos. Además, tal y como reconoce Javier Regaño, general manager de David Lloyd, son un público fiel que enseguida ve resultados a lo que hacen.

Las salas de baile también se han convertido en refugio de los que prefieren reconducir la vida a través del ritmo tras una ruptura sentimental.

La venta del domicilio conyugal es otra de las consecuencias que se viven tras una separación. Cristina Garcés, gerente de Paravivir Inmobiliario, recomienda que, ante un divorcio, una de las partes se quede con la casa común, porque va a suponer para ambas un ahorro económico.