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VIVIENDA

Cadáveres de hormigón o los vestigios de la crisis inmobiliaria de 2008 que aún perduran en Aragón

La fiebre del ladrillo provocó hace 15 años que se paralizaran numerosas edificaciones, como en las localidades zaragozanas de La Muela o San Mateo de Gállego, generando urbanizaciones fantasma que ya no resulta rentable terminar ni derruir

K. HERRÁIZ /
Edificios abandonados junto a la localidad de La Muela (Zaragoza). / Google Maps.
icono foto Edificios abandonados junto a la localidad de La Muela (Zaragoza). / Google Maps.

De la burbuja inmobiliaria que sufrió el país en los primeros compases de este siglo aún quedan vestigios, principalmente edificios y promociones de viviendas cuyas constructoras quebraron o entraron en concurso de acreedores y las cuales se quedaron sin terminar. Ejemplo de ello son las urbanizaciones fantasma que perduran 15 años después en los municipios zaragozanos de La Muela o San Mateo de Gállego, en muchos casos vandalizadas, y que ya no resulta rentable acabar, según los expertos consultados, tanto por el coste actual que tendrían las viviendas como por el poco interés de los terrenos donde se ubican.

"Algunas viviendas que estaban finalizadas se terminaron de vender, pero los edificios que se quedaron solo con el esqueleto en 2008 siguen igual en 2023", cuenta al alcalde de La Muela, Adrián Tello, quien lamenta que muchas de estas edificaciones inacabadas han terminado vandalizándose, lo que hace todavía más difícil su recuperación para finalizarlas y ponerlas a la venta. "La gente que venía aquí de Zaragoza era porque la vivienda era más barata, pero si lo que podía valer 100.000 euros ahora cuesta 180.000€, se quedan en la capital, diluyéndose la idea de vivienda barata cerca de la ciudad", detalla Tello.

El alcalde de La Muela señala que hay unos "seis u ocho" bloques de viviendas inacabados en el municipio, y ve "muy difícil" darles una solución. "A todos nos gustaría que se reformaran o se derruyeran, pero eso ya es cuestión de los propietarios. Son zonas privadas, urbanísticamente tienen la obligación de conservarlas, y no se les puede obligar a que lo modifiquen", manifiesta. 

Promociones de viviendas sin clientes

En medio de la fiebre del ladrillo eran muchos los proyectos que se emprendían antes de vender ni una mínima parte, algo impensable actualmente, como destaca Juan Carlos Bandrés, presidente de la Confederación de Empresarios de la Construcción (CEAC) en Aragón: "2008 fue el final de un ciclo en el que no había peajes ni manera de comprobar lo que se vendía. En estos momentos la situación es radicalmente distinta, y cualquier edificio en construcción debe contar con financiación, lo que significa que hay ventas, mientras que hasta 2007 se hicieron promociones sin clientes". 

Asimismo, Bandrés sostiene que se trata de construcciones situadas en zonas de "bajo interés", cuya reconstrucción "no está justificada", ya que tienen en estos momentos un poder de atracción "pequeño". 


Viviendas inacabadas en La Muela (Zaragoza).

Muchas de esas edificaciones pasaron a la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), creada para vender y gestionar los préstamos e inmuebles de las entidades financieras rescatadas, aunque otras también están en manos privadas. Sacarlas al mercado no resulta sencillo. "El coste de poner de nuevo a punto estas viviendas es tan elevado que casi iguala al precio al que podrían venderse, por lo que, en la mayoría de los casos, se acuerda dejarlas como están", manifiesta el presidente de CEAC Aragón, quien, a su vez, no ve imposible que en los próximos años algunas se puedan acabar "porque la situación lo permita".

Bandrés ve complicado que lo que ocurrió en 2008 se vuelva a repetir, y resalta que el sector aún se está recuperando desde entonces. "Tras esa crisis, los siguientes seis o siete años fueron de bloqueo y en estos últimos ocho ejercicios no ha dado tiempo de saber qué está pasando". 

El experto añade que actualmente la obra nueva tiene, "en conjunto", una participación en el sector inmobiliario "pequeña", en torno al 20%, mientras que el resto son edificios que ya existen, lo que hace "muy difícil" dar viabilidad a proyectos que se encuentran en zonas de poco interés. 


Viviendas sin terminar en San Mateo de Gállego (Zaragoza).

"Cualquier iniciativa salía adelante"

Como recuerda Felipe Munuera, tesorero del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón (COAA), el problema principal de estos esqueletos fantasma es que se trataron de promociones en un momento en el que había "una fiebre tremenda, frenética, por construir". "Cualquier iniciativa salía adelante, y se plantearon promociones inmobiliarias sensatas y otras que no lo eran tanto, tras lo que llegó la crisis y las que tenían lógica urbanística son las que con los años se han podido retomar y terminar", añade. 

Munuera pone de relieve la dificultad para buscar una solución a estas estructuras inacabadas. "Por su posición o planteamiento están fuera del mercado, nadie las quiere, y eliminarlas cuesta dinero, y no poco", apunta, y comenta que puede haber "más o menos" voluntad política de resolver la imagen de un pueblo, pero, al final, se trata de un coste económico "a pérdidas". 

Finalmente, el experto ve improbable que vuelva a repetirse una situación parecida, ya que en estos momentos "hay una sensibilidad desde el punto de vista social distinta a la de entonces", concluye.