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EDUCACIÓN

Del Método Kumón al Pomodoro: técnicas de estudio para "aprender a aprender"

Las academias y centros de estudio alertan de la baja comprensión lectora que hay entre los jóvenes y de la falta de concentración a la hora de estudiar

TERESA P. ALBERO /
No existe una técnica de estudio infalible. A cada persona le funciona una. / Canva
icono foto No existe una técnica de estudio infalible. A cada persona le funciona una. / Canva

Estudiar es algo que todo el mundo, en algún momento y en mayor o menor medida, ha tenido que hacer, pero la mayoría sin tener claro cómo se hace eso de ponerse delante de un libro y aprender. Ese es el obstáculo al que se enfrentan muchos estudiantes actualmente y que las academias y centros de estudios ven con cierta preocupación. Una situación que se agudiza con los exámenes finales a la vuelta de la esquina. Por eso, piden que se incluya una asignatura de técnicas de estudio dentro del currículo académico. 

Con todo, no hay una técnica infalible que asegure aprender a estudiar y hacerlo a la perfección. Cada persona debe encontrar la fórmula que mejor se adapta a sus necesidades y aptitudes. 

Existen muchos métodos que ayudan a los estudiantes a "aprender a aprender". Uno de ellos es el conocido Método Kumón, popularizado por Álvaro Gamboa, un joven concursante del programa 'Cifras y Letras', que ha triunfado en las redes sociales por sus rápidos cálculos mentales. 

Se trata de una metodología de aprendizaje japonesa, que busca desarrollar de forma individual a cada persona según su punto de partida y sus objetivos. "Hacemos una prueba a cada alumno antes de empezar para saber dónde se encuentra", indica la directora de Kumón Zaragoza, Ramona González. 

"Lo que hacemos sobre todo es ayudar a que cada alumno desarrolle la capacidad de aprender de forma autodidacta y que dé pasos por sí mismo, que no necesite la supervisión constante de otra persona", comenta González, que destaca del método la constancia y la paciencia que acaban desarrollando los chavales. Una herramienta, esta última, muy útil para estudiar, pero que no es demasiado común en los tiempos que corren: "No tienen paciencia. Lo quieren todo ya. Todo inmediato. Van con muchas prisas, quieren empezar y acabar rápido". 

Zona de lectura en una biblioteca. / Canva

Ese es uno de los principales problemas que presentan los estudiantes. "No se fijan en los enunciados, no leen antes de escribir", apunta la directora de Kumón Zaragoza, que destaca como uno de los ejes principales del método japonés la paciencia y la reflexión. Algo para lo que es imprescindible estar concentrado. "Les enseñamos que lo que se empieza, se acaba. Para eso nos aseguramos de que cuando se sientan a estudiar o hacer tareas tengan todo lo que necesitan a mano: la 'tablet' cargada, el lápiz a punto, etc., y que no tienen distracciones", cuenta Ramona González. 

En el centro zaragozano hay tres programas básicos: lectura, matemáticas e inglés. "Falta mucha comprensión lectora. No saben lo que leen. Les enseñamos a hacer síntesis de los textos, a resumir. Tienen una gran carencia a la hora de resolver problemas matemáticos porque no se fijan en el enunciado", apunta. Del mismo modo, las matemáticas, asignatura por excelencia con más detractores, presenta numerosos escollos en los estudiantes: "Dicen que las odian porque no las entienden y eso se debe a que las bases de su nivel no las tienen asentadas. No tienen claras las operaciones elementales y eso hace que después no puedan resolver cálculos más complejos". 

Pomodoro, método de Cornell o fichas

El Kumón no es el único método a disposición de los estudiantes. Uno de los que más se ha popularizado, en parte por su gran presencia en redes sociales como YouTube, es el Pomodoro. Consiste en estudiar en bloques de 20 o 25 minutos, descansando cinco minutos entre uno y otro. Se trata de una fórmula que aboga por mantener la concentración total durante el tiempo pautado. 

Esa fórmula es una de las que utilizan y enseñan en la academia de repaso escolar y gabinete de psicología Prácticamente Zaragoza. Allí trabaja la psicóloga infantojuvenil Sandra Vicente, que señala tres bloques fundamentales para un correcto estudio: el ambiente, el subrayado y la planificación. 

"Es importante que los estudiantes estén en un entorno tranquilo y que siempre sea el mismo", apunta la experta, que aboga por un sistema de lectura en varias fases antes del subrayado, para el que también tiene un método: "Primero hay que hacer una lectura general, porque muchas veces nos encontramos páginas subrayadas enteras. Es normal, en la primera lectura todo parece importante porque todo es nuevo. Hay que leer una segunda vez para entender lo que hay, las palabras resaltadas, luego una lectura más profunda y, por último, el subrayado con una jerarquía de colores para destacar conceptos, fechas, definiciones, etc." 

Son procedimientos que pueden parecer obvios, pero que no lo son tanto. De su desconocimiento nace el agobio y el miedo, patentes especialmente en esta época. "Al final de curso hay más demanda de clases de técnicas de estudio. Llegan con un agobio importante porque no saben por dónde empezar y cómo gestionar todo lo que tienen que aprender", comenta Sandra Vicente. 

No hay fórmulas mágicas ni generales, por eso existen numerosos métodos. Averiguar cuál es el que mejor se adapta a cada uno es cuestión de probarlos. El Método Cornell, por ejemplo, aboga por tomar notas durante las clases y luego integrarlas con comentarios personales y resúmenes, de forma que los conceptos quedan fijados al trabajarlos de tres formas distintas. 

Tarjetas con palabras clave y su explicación en el reverso, esquemas o mapas conceptuales son otras formas de asentar conocimientos. Todas ellas deben ir acompañadas de constancia, planificación y concentración para alcanzar el éxito.