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ARAGÓN

Día Mundial del Orgullo Rural: una jornada para romper estereotipos y defender la vida en los pueblos

Varios aragoneses muestran sus vivencias en un libro infantil y un documental

RAQUEL PLOU /
Rebeca Ferruz, los hermanos Garcés y la bandera del orgullo rural.
icono foto Rebeca Ferruz, los hermanos Garcés y la bandera del orgullo rural.

Evitar los atascos a primera hora de la mañana, estar en contacto directo con la naturaleza o cultivar un huerto propio son pequeños placeres que disfrutan quienes viven en los pueblos. Es el caso de Rebeca Ferruz o los hermanos Garcés, que han mostrado sus vivencias en un libro y un documental, respectivamente, y que darán a conocer en diferentes actividades a lo largo de la semana con motivo del Día Mundial del Orgullo Rural, que se celebra este miércoles. El objetivo de esta jornada: romper estereotipos y concienciar de que la vida en el campo puede ser igual de gratificante (o más) que en la ciudad.

La idea de celebrar este día nació de la Plataforma Ciudadana Rural Minera, de la provincia de Teruel, con el objetivo de mostrar los aspectos positivos de vivir en el mundo rural y, para ello, crearon una bandera propia, teñida por todos los colores de la naturaleza: el azul del cielo; el amarillo del sol; el marrón de la tierra; el verde de los ríos y la vegetación; y el rojo de los minerales. Además, estamparon siete estrellas simulando la constelación de la Osa Mayor.

Las aventuras de Lucía en el pueblo

‘Lucía y su Orgullo Rural’. Es el título con el que la zaragozana Rebeca Ferruz cuenta la historia de una niña de cinco años que vive en la ciudad, pero por decisión de sus padres tiene que marcharse al pueblo. Aunque al principio le cuesta, acaba acostumbrándose a vivir en un entorno diferente. “Va haciendo una comparación entre las cosas del pueblo y la ciudad siguiendo los colores de la bandera del orgullo rural. Por ejemplo, el azul, que representa el cielo. En los pueblos y en las zonas rurales cualquier día puedes salir a la calle y verlo, pero a lo mejor en las ciudades grandes con edificios altos es complicado”, explica.

Se trata de un cuento infantil con ilustraciones y escrito en mayúsculas, adaptado tanto a los niños que están empezando a leer como a algunos más mayores, que ya pueden investigar y debatir sobre su trasfondo. 

Con él la autora, nacida en la capital aragonesa, plasma las experiencias que le está aportando su etapa como docente en diferentes colegios rurales y, aprovecha, además, para romper los estereotipos existentes en la sociedad. Ella ha pasado por Báguena (Teruel) y Codos (Zaragoza), y ahora ejerce de maestra en el centro de Chiprana (Zaragoza), donde también es directora. “En un colegio grande de ciudad cada niño va a la clase de su edad y en los colegios de los pueblos van todos los de diferentes edades a un aula. Pero eso no significa aprender peor, lo único que el profesor se tiene que organizar un poquito más. Lo bueno que tenemos en los pueblos es, por ejemplo, que tenemos la naturaleza cerca, que puedes salir cualquier día a trabajar, a experimentar. Estos días hemos salido a ver los tipos de hojas, de plantas, lo tenemos todo más a mano”, cuenta.

Y añade: “La gente me sigue preguntando que por qué me he ido a un pueblo tan pequeño y yo les digo que quizá si yo no viniera se cerraría el colegio. Las familias están apostando por esto. Tenemos que dar visibilidad y mostrar que vivir en el pueblo no es algo negativo. Sin los pueblos no van a estar las ciudades". 

Rebeca firmando ejemplares de su cuento a escolares.

La historia de Lucía ya ha llegado a escolares de Zaragoza, Huesca o Báguena y le esperan paradas en Utrillas, Tardienta o Teruel esta semana. También se encuentra disponible en librerías de Soria, Logroño o Madrid y la acogida está siendo tan buena que ya se ha tenido que hacer una segunda edición.

Hermanos Garcés: "Somos de pueblo y seremos toda la vida"

David y Toné Garcés, dos hermanos de San Vicente de Labuerda, una localidad de 14 habitantes situada en el corazón del Sobrarbe, protagonizan el documental 'Rebeldía Rural: la luz llega al pueblo', dirigido por Susan Labich, donde muestran su manera de vivir y trabajar combinando la producción ovina con el restaurante familiar. “Venimos de familia de tradición ganadera. Hace 26 años, nuestros padres diversificaron e hicieron también un restaurante. Quedarnos mi hermano y yo aquí con los dos negocios nos hizo abrir la mente y decidimos unirlos. Estamos inmersos en un proceso de cambio de reducir el número de animales y centrarnos más en producir lo que el restaurante necesita. Nuestro objetivo es tener un restaurante autosuficiente intentando producir todo lo que podamos y lo que no, dejar esa riqueza en la zona con otros productores y dar ejemplo a otros colectivos que puedan seguir este pensamiento”, expone Toné. 

Estos altoaragoneses aseguran que siempre tuvieron claro que querían quedarse en el pueblo: “Fue nuestra ilusión desde pequeños. Sabíamos que el pueblo no lo queríamos dejar. Fuimos luchando con esa meta muy fija”. Por eso, reconocen sentirse muy orgullosos de ser rurales: “Somos de pueblo y seremos toda la vida. Nos vamos de vacaciones a otros sitios, pero tenemos que volver a los pocos días a casa porque sentimos añoranza de casa, de tus tierras, tus animales, de volver al sitio donde has nacido y te has criado, preservar las raíces y toda la tradición agrícola y ganadera”. 

Esta semana participarán en uno de los actos con motivo del Día Mundial del Orgullo Rural. Quieren que la gente conozca las nuevas modalidades y formas de producción que ofrecen los pueblos y concienciar de que ser feliz alejado de los grandes núcleos urbanos también es posible.

Fotografías

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