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CULTURA

El arte de trasladar obras únicas: los materiales, el tamaño o el valor de las piezas son algunos condicionantes

El IACC Pablo Serrano ha cedido 44 obras a un museo de Santander, algunas de grandes dimensiones. Transportar materiales con un valor superior a 150.000 euros obliga a contratar seguridad

IBAN ANSA /
Operarios de un museo durante la preparación de una exposición / Iñaki Aparisi
icono foto Operarios de un museo durante la preparación de una exposición / Iñaki Aparisi

44 obras del IACC Pablo Serrano viajaron hace unos días a Santander, algunas de hierro de grandes dimensiones. Allí permanecerán expuestas hasta el próximo día 4 de junio. Pero el traslado de obras no es una simple mudanza. Trasportar arte requiere de un trabajo en equipo y una capacidad de organización llena de retos y burocracia. A partir de 150.000 euros de valor, además, estas deben hacer el viaje acompañadas de agentes de seguridad. 

Proceso de embalaje de un cuadro. / Iñaki Aparisi

"No es solo el mover la pieza de un sitio a otro", reconoce Charo Añaños, directora del Museo Goya de Zaragoza. Detrás de este viaje y en la preparación de cualquier otra exposición hay meses de planificación. De inicio, es necesario contratar a un comisario, quien será el responsable de buscar las obras a exhibir por toda la geografía. Tras un petición oficial, comienzan los preparativos para mover las piezas. Entre las tareas que hay que realizar está la de firmar un contrato en el que quede reflejado que es el benefactor quien se hace cargo de todos los gastos derivados del desplazamiento.

¿Y quién hace el traslado?

Queroche es una empresa aragonesa que trabaja desde hace años codo con codo junto a los museos de la Comunidad. La compañía organiza la logística de un traslado. Su responsable es Iñaki Aparisi, quien afirma que, lo primero que se hace es "medir la obra" y construir un embalaje individual para cada caso. Cuadros y esculturas, si tienen un gran valor, suelen desplazarse en "cajas rígidas individualizadas de madera, forradas de aislante para el control de la temperatura". En el interior de la caja se emplean materiales ignífugos y contra la humedad.  

Cuadro mientras esta siendo envuelto / Iñaki Aparisi

El tipo de vehículos que se usa también es único porque todo queda adaptado a la protección. Son furgonetas semi blindadas, con sistemas internos de extinción y una suspensión neumática especial para que la obra no sufra con los baches.

En toda esta operación participa un experto del museo donante que debe certificar que todo está correcto. Entre sus cometidos se incluye la realización de todas las comprobaciones a la obra de arte y el sellado del producto de forma hermética. Esa seguridad es fundamental para que en el destino se certifique que todo ha llegado en perfectas condiciones.

Situaciones inesperadas

Tanto para los museos como para los que transportan obras se han dado situaciones excepcionales. Julio Ramón, director del IACC Pablo Serrano, recuerda cómo "sufrieron" para colocar dos obras del escultor turolense llegadas de Salamanca. "Eran dos bolas de 600 kilos, poco regulares y cuya manipulación fue muy compleja". Fue una maniobra difícil tanto por el peso como por su ubicación: era sobre unos pedestales en altura. 

Por su parte, Iñaki Aparisi narra cómo vivió el traslado de las obras de Sijena del Museo de Lérida a la localidad oscense de origen. Este recuerda que, dada la carga mediática que generó la situación y lo valioso de las obras transportadas, el traslado se hizo con estrictas medidas de seguridad: "Las obras fueron en todo momento escoltadas por la Guardia Civil, la Policía Nacional y los Mossos. Y también por el aire, con la presencia constante de un helicóptero".