El Ayuntamiento recibe la autorización para licitar las obras de desescombro del edificio que colapsó el pasado junio
Geofísicos estudian el terreno para evaluar si existen oquedades o corrimientos de tierra en la calle donde se produjo el derrumbe
El Ayuntamiento de Teruel cuenta ya con la autorización para licitar el desescombro del solar de la calle San Francisco, donde el pasado mes de junio colapsó un edificio de viviendas. El Consistorio trabaja también en el análisis del estado del suelo para determinar si existe alguna deficiencia que comprometa a otras edificaciones de la zona.
Técnicos del International Geophysical Technology (IGT) están analizando los 350 metros de la calle, desde la Escalinata hasta la rotonda de la colmena, para ver cuál es el estado exacto a 20 metros de profundidad. Utilizan tres técnicas diferentes, con un georradar, por tomografía eléctrica y con sísmica de refracción, para determinar si el subsuelo presenta corrimientos u oquedades. A golpe de maza están comprobando la velocidad de las ondas sísmicas, claves para conocer el estado de la zona. "Tratamos de ver que zonas pueden estar afectadas y a partir de ahí determinar en qué lugar se debe realizar una intervención directa con una inspección mecánica y unos análisis de cómo actuar", señala José Enrique Borges, ingeniero Geofísico de IGT. Cuando los informes del subsuelo y los de aguas de Teruel estén disponibles, el Ayuntamiento de Teruel los presentará a los vecinos de la calle.
Con lo que ya cuenta el Consistorio es con la autorización legal que permite licitar el desescombro del edificio que se derrumbó. "Ahora lo que comenzamos es la contratación de la empresa para llevar a cabo esa limpieza. Si me preguntan fechas no puedo anticiparlas, porque una vez que se haga la adjudicación hay que elaborar el plan de seguridad en el trabajo, aprobar ese plan y a partir de ahí contratar el resto de equipos y comenzar", ha destacado la alcaldesa, Emma Buj.
Maquina que estudia el suelo de la calle San Francisco. / Ayuntamiento de Teruel
Tres formas de trabajo
El georradar utilizado está operando con antenas de 100 MHz. Este método emite ondas electromagnéticas hacía el suelo y recibe como respuesta diversas señales de los objetos que se pueden encontrar en el camino.
De forma paralela se han implantado sísmicas de refracción de 115 metros formadas por 24 geófonos verticales espaciados a intervalos de 5 metros para registrar las señales producidas en 7 puntos. La actuación permite interpretar las propiedades del terreno y la profundidad de la roca mediante el análisis de las variaciones en las velocidades de propagación de las ondas sísmicas.
Por último, con el método de tomografía eléctrica se mide la resistividad del terreno. Para emplazar los electrodos y los geófonos, ha sido necesario realizar pequeños taladros en dos líneas paralelas de asfalto de la calle San Francisco con el fin de asegurar un contacto óptimo entre los sensores y el terreno.
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