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PATRIMONIO

El barrio de Torrero, en Zaragoza, incluido entre las rutas de memoria democrática de Aragón

El itinerario 'Torrero, Espacio de Memoria' recorre algunos lugares vinculados a la historia democrática y a la del propio barrio zaragozano durante la primera mitad del pasado siglo, como la cárcel provincial

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto El Barrio de Torrero, en Zaragoza, declarado Espacio de Memoria.

El proyecto 'Torrero, Espacio de Memoria', que comprende un itinerario por varios lugares vinculados a la memoria democrática y a la historia del barrio durante la primera mitad del siglo XX, tiene ya el reconocimiento oficial de ruta de memoria democrática de Aragón, después de que el BOA publicara el pasado 13 de diciembre la orden correspondiente del Departamento de Educación .

Uno de los edificios emblemáticos de este recorrido, y del propio barrio, es el de la antigua cárcel provincial, que se utilizó, entre otras cosas, para retener a los republicanos detenidos. Por eso es una de las paradas más importantes de la ruta por lugares vinculados a la memoria democrática que muestra el Torrero más reivindicativo y justiciero. 

"Es mucha la vida que hay detrás de una gran cantidad de rincones por los que pasamos todos los días y no somos capaces de saberlo, porque tampoco nos lo ha explicado nadie. Y eso le da mucha más vida a las ciudades, el conocer la realidad de lo que pasó ahí", indica Enrique Gómez, presidente de la Asociación para la Memoria Histórica.

El cuartel de Castillejos o el grupo escolar de Luis Vives son otras dos de las paradas de esta ruta sobre la historia del barrio en la primera mitad del pasado siglo, que pasa también, entre otros lugares, por el monolito en homenaje de Joaquín Ascaso, presidente del Consejo de Aragón.

"En el movimiento libertario no se hace culto a la personalidad. Lo hicimos con la intención de extenderlo a todo el consejo y a todos los que formaron parte de él y a la gente que hace posible que estuviera allí. Son miles, y son aragoneses y aragonesas", explica Chema Gregorio, de la Asociación Cultural Cantero. 

La visita termina recordando el árbol laurel que creció en el interior de la cárcel y que se convirtió en un símbolo de libertad para los presos. Con las obras de urbanización de la zona se secó, pero confían en que se vuelva a plantar un ejemplar. Un signo, dicen, de que se va recuperando la memoria histórica.