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TRIBUNALES

La Audiencia Nacional juzga al jubilado que envió cartas bomba a Pedro Sánchez y a la empresa zaragozana Instalaza

El acusado, un burgalés de 74 años, se enfrenta a 22 años de cárcel por los delitos de terrorismo y el de fabricación, tenencia, colocación y empleo de aparatos explosivos

ARAGÓN NOTICIAS / EUROPA PRESS /
Exterior de la Audiencia Nacional. / EFE
icono foto Exterior de la Audiencia Nacional. / EFE

La Audiencia Nacional juzga desde este lunes a Pompeyo González, un jubilado de 74 años detenido en Burgos por el envío en 2022 de seis cartas con explosivos, entre otros, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la ministra de Defensa, Margarita Robles, y a la empresa zaragozana Instalaza.

El hombre se enfrenta a 22 años de cárcel por dos delitos: el de terrorismo y el de fabricación, tenencia, colocación y empleo de aparatos explosivos. También le reclaman una indemnización de 1.500 euros por causar daños a un trabajador de la embajada de Ucrania que resultó herido.

Durante el juicio, un agente de la Policía Nacional que investigó a González ha sostenido que el jubilado burgalés sabía que estaba siendo vigilado dos días antes de su detención, por lo que habría podido aprovechar para eliminar pruebas.

"Cuando salía de casa siempre tomaba medidas de seguridad. Era muy maniático", ha explicado el citado agente, que ha relatado que, dos días antes de su detención, comenzó a "hacer cosas raras". "Comenzó a andar para arriba y para abajo", ha añadido.

En esta línea, el testigo ha asegurado que no descarta que el acusado se percatase de la presencia policial, que ya había estrechado el cerco sobre él, y que aprovechase entonces para limpiar su piso. La destrucción de algunas de las pruebas habría sido relativamente fácil, ha apuntado, puesto que las mismas eran "muy pequeñas", hasta el punto de poder desprenderse de ellas tirándolas "por la taza del váter".

De hecho, ha continuado este agente, González llevaba entre cinco y diez clavos muy grandes encima el día de su detención. Fue instantes antes de la misma cuando "los tiró en la bolsa de basura" que posteriormente recuperaron los investigadores.

El rastreo de los sobres les llevó a la conclusión de que "esos paquetes procedían de la provincia de Burgos, de unas determinadas rutas donde casualmente también se transitaba por Miranda de Ebro". Eso, "con el resto de indicios como la venta de sobres", les permitió centrar "el tiro" en Pompeyo González.

Los agentes se cercioraron entonces de que, en fechas anteriores al envío de los artefactos, esta persona había comprado a través de Amazon etiquetas que eran exactamente idénticas que las que figuran en los sobres así como bisagras muy pequeñas que podían ser como las que rezan los artefactos.

"Entonces ya, por así decirlo, todo nos llevaba allí y finalmente se desplazaron compañeros a hacer vigilancias, a recuperar efectos que podía haber abandonado para recoger ADN", ha concluido el agente.

Descarga de manuales de explosivos

Pompeyo González, según ha explicado otro de los agentes que ha declarado este lunes, se descargó manuales para la elaboración de explosivos e incluso llegó a consultar vídeos de una persona que envió paquetes de este tipo.

El instructor del primer atestado, por su parte, ha dado cuenta de cómo se inició la investigación contra el jubilado, que arrancó el 30 de noviembre de 2022 después de que se produjese la explosión en la embajada de Ucrania en Madrid.

"Empezamos a investigar por entender que podía ser un tema de terrorismo", ha señalado el agente, que la primera hipótesis apuntaba a que, por los objetivos atacados, lo que buscaría el autor sería "influir en la postura de España" en la guerra de Ucrania.

Y es que, además del ataque a la sede del país, el acusado envió un sobre explosivo a la empresa Instalaza en Zaragoza. La misma se dedica, como ha detallado el agente, a la elaboración de armas y municiones, y ha enviado algunas de las mismas a Ucrania.

Explosión en la embajada

En la sesión de este lunes, el tribunal también ha escuchado la declaración como testigo de una trabajadora de la embajada de Ucrania que colaboró en la evacuación del edificio después de producirse la explosión.

"Escuchamos un ruido y bajamos del coche. No vimos nada y, como al lado había un edificio en obras, pensamos que venía de ahí. Minutos más tarde nos metemos en el coche y al rato sale un trabajador de la embajada pidiendo ayuda, que había habido una explosión y había un hombre herido", ha relatado.

Fue entonces cuando la mujer volvió a abandonar el vehículo y, al acudir a la delegación, se encontró con el hombre que resultó herido en una mano. "Vi que había como plástico por el recinto de la embajada y un sobre. Me dediqué a evacuar y a avisar a mi superior", ha apuntado.

La testigo ha explicado, además, que el hombre herido decidió marcharse al hospital "por sus propios medios". "No quiso ni esperar a los médicos", ha afirmado.

La vista oral se reanudará este martes con la testifical del trabajador de la embajada de Ucrania que resultó herido. La declaración de Pompeyo González, por su parte, será la última en practicarse antes de las conclusiones, los informes finales y el turno de última palabra.