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MEDICINA

La resistencia a los antibióticos, una de las mayores amenazas para la salud mundial y la seguridad alimentaria

España comenzó a restringir su venta sin receta médica en 2006. Este problema provoca 33.000 muertes al año en Europa y un gasto sanitario de unos 1.500 millones de euros

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto La resistencia antibiótica provoca 33.000 muertes al año en Europa y un gasto sanitario de unos 1.500 millones de euros.

La resistencia a los antibióticos supone ya una de las mayores amenazas para la salud mundial y la seguridad alimentaria. Así lo señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), que advierte de la peligrosa evolución del consumo de estos medicamentos.

Los antibióticos se generalizaron en los años 40 del siglo XX. Durante las décadas posteriores se fueron modificando para hacerlos más efectivos y, a finales de los 90 es cuando saltan las alarmas: médicos e investigadores empiezan a darse cuenta que algunas bacterias se vuelven resistentes. Empezó entonces una campaña para concienciar a la población de que la mayoría de infecciones frecuentes, como la gripe o el dolor de garganta, están causadas por un virus contra el que el antibiótico no hace nada. Eso acabó llevando a España, por ejemplo, a restringir la venta de antibióticos sin receta médica en 2006.

La resistencia antibiótica provoca 33.000 muertes al año en Europa y un gasto sanitario de unos 1.500 millones de euros. En Aragón funciona desde 2018 un programa interdisciplinar, Irasproa, para coordinar acciones destinadas al personal sanitario y a la ciudadanía para combatir falsas creencias. “La mayoría de las enfermedades respiratorias están causadas por un virus y tomar antibióticos no va a curar la infección, la va a exponer a un efecto adverso (que puede ocurrir o no) y además estamos alimentando y echando leña al fuego de la resistencia de los antibióticos", explica José Ramón Paño, coordinador científico técnico de Irasproa. 

Aunque la población tiene cada vez más conciencia sobre los peligros de la automedicación, en las farmacias también se hace una importante labor. “Existe cierta presión sobre el farmacéutico porque antes de ir al médico, o incluso de pedir cita, o porque se está esperando dentro de los días de margen, acuden al mostrador pidiendo el antibiótico sin receta. Entonces, a veces, tenemos alguna fricción con los pacientes porque muchas veces eso no es lo necesario para su tratamiento", apunta Raquel García, presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza.

Y, una vez terminado su uso, lo mejor es depositar los antibióticos en el punto Sigre.