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AGRICULTURA

Mallas antigranizo: una inversión de unos 20.000 euros por hectárea que es clave para salvar las cosechas

Estas mallas salvan las cosechas cuando se producen tormentas como las que cayeron a principios de mes, que causaron daños a más de 7.400 hectáreas en Aragón

M. BURGUEÑO /
Las mallas antigranizo colocadas sobre los campos de frutales. / UAGA
icono foto Las mallas antigranizo colocadas sobre los campos de frutales. / UAGA

Las mallas antigranizo pueden ser un buen aliado para los agricultores contra las fuertes tormentas cargadas de pedrisco. Suponen una alta inversión: el servicio de instalación de las mallas sobre los campos de frutales puede rondar los 20.000 euros la hectárea. Sin embargo, es una opción cada vez más recurrente para los agricultores, ya que se puede prevenir la pérdida total de la cosecha tras una fuerte tormenta.

Las últimas tormentas de pedrisco se registraron a principios de mes, el 6 y 7 de julio, y afectaron a 7.400 hectáreas repartidas, mayoritariamente entre Zaragoza, con 5.394 hectáreas afectadas, y Teruel, con 2.006, según los últimos datos publicados por Agroseguro. En el caso de Zaragoza, los partes de siniestro superan las 5.800 parcelas siniestradas.

El granizo descargó con fuerza en toda la zona occidental de la provincia, con daños que se reparten entre explotaciones de cereal de las Cinco Villas, Borja, Calatayud, La Almunia, Daroca y una veintena de municipios de la comarca de Zaragoza.

También se han registrado siniestros en viñedos ubicados en Fuendejalón, Tabuenca o Cariñena y en las zonas productoras de cereza, señalan desde el sistema español de seguros agrarios. Teruel, por su parte, sufrió daños en cereal de invierno y almendro en las comarcas de Bajo Martín y Bajo Aragón, así como en explotaciones de melocotón de Calanda, Alcañiz o Puigmoreno. 

La malla sirve de barrera tras una tormenta en Ateca (Zaragoza) en junio de 2023. / UAGA

Equilibrio entre el coste y la rentabilidad

Este tipo de fenómenos meteorológicos tan virulentos han provocado que los agricultores se replanteen las medidas para proteger sus campos. Si durante las heladas es común ver estufas de parafina en algunos campos de frutales para calentar el aire y deshacer así el hielo, con el granizo se intenta prevenir los daños con mallas que recogen toda la piedra caída. 

"Los fruticultores optan por cubrir los árboles con una malla antigranizo que actúa como un colador. Se estiran las mallas en abril cuando la fruta está ya cuajada y cuando termina la campaña se pliegan. Se suelen utilizar, sobre todo, en variedades de fruta que tengan más rentabilidad como la cereza, melocotón, pavía, nectarina o albaricoque", explican desde la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA-COAG). El sindicato agrario también señala que no todos los agricultores se pueden permitir esta medida protectora al ser una inversión alta en comparación con la baja rentabilidad de la fruta. 

Uno de los agricultores que han hecho uso de estas mallas es Marcelino Lorente, que cuenta con ocho hectáreas de campo en Lumpiaque, en la comarca de Valdejalón (Zaragoza). Las colocó hace ya seis años en una de sus hectáreas, a través de los planes de ayudas para la modernización de explotaciones agrarias del Departamento de Agricultura del Gobierno de Aragón, que financian el 40% del coste total.

 "En ocho años he tenido dos siniestros de piedra. El último fue este mes de julio que pilló a toda la finca. Tengo totalmente salvada la parte de perales que están bajo la malla de pedrisco, no tengo ningún daño allí. En cambio, el resto lo tengo todo tocado. Habré perdido entre el 80 y el 100%", afirma Lorente. Por eso, quiere aumentar la superficie protegida. "El problema es el coste. El precio se encuentra entre los 19.000 y los 21.000 euros de media y hasta que lo amortizas el gasto es muy elevado. El precio de la fruta es muy bajo y, por ejemplo, en campos de manzanas ni se plantean mallas ,porque están a 25 céntimos el kilo. No compensa", explica.  

Por otro lado, la empresa oscense Agrigán lleva casi una década dedicándose a la venta de productos especializados para proteger al campo de heladas, lluvias y pedrisco. "Lo que queremos conseguir es evitar el golpeo tan fuerte que se produce sobre árboles y frutas, permitiendo que fenómenos tan particulares como estas tormentas, que actúan en un espacio tan corto de tiempo y generan tantas dificultades, se puedan minimizar", cuenta el gerente de la compañía, Pedro Gil. 

El gerente y veterinario explica que el año pasado fue uno de los mejores en cuanto a ventas. "Fue un año muy malo para la fruta. Se produjeron mermas muy importantes y los agricultores tuvieron resultados económicos muy malos. Por eso, cada vez se ponen más mallas antigranizo. Hay que apostar por invertir en sistemas de protección para garantizar el resultado", añade. La empresa trabaja especialmente en el valle del Ebro y en la zona más oriental de Aragón, en Fraga y Monzón, donde hay áreas extensas de frutales.