Publicidad
DEMOGRAFÍA

Aragón envejece: la migración, ayudas a la natalidad y las pensiones en el ojo del huracán

El país ha pasado de tener 2,8 hijos por mujer en 1975, a 1,16, en 2022. Esto, unido a la mayor esperanza de vida, complica el futuro del bienestar del que se disfruta en la actualidad

I.A /
La población española cada vez se envejece más y tiene peor tasa de natalidad. / Aragón TV
icono foto La población española cada vez se envejece más y tiene peor tasa de natalidad. / Aragón TV

Uno de los grandes retos a los que se enfrenta España en las próximas décadas es el envejecimiento de la población. Todo el país vive una de las tasas de fecundidad más bajas de su historia, 1,16 hijos por mujer. En Aragón, la cifra, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), es ligeramente mejor y se sitúa en el 1,21.

A lo anterior se suma que la esperanza de vida es cada vez es más elevada. De hecho, España vuelve a convertirse en el país europeo con mayor esperanza de vida, 83,2 años. Aragón se mantiene ligeramente por encima de la media nacional con 83,24 años. Estas cifras dan buena cuenta del reto al que se enfrenta la Comunidad y el país para mantener el estado del bienestar, las pensiones, etc. Todo ello con una población cada vez más mayor y con menos jóvenes en edad de trabajar, y de aportar a las arcas del Estado. 

Para saber cómo hemos llegado aquí, habría que hacer un análisis de los factores que en los últimos 50 años han afectado a la natalidad, fecha en la que la caída de los nacimientos en España comienza a ser una realidad. En 1978, cada familia tenía una media de 2,8 hijos. A mediados de los 90, el número cae a 1,16. Por el camino, hubo una pequeña recuperación, gracias, en parte, a la inmigración de finales de esa década y principios de siglo, que volvió a caer tras la crisis económica de 2008. 

La posguerra deja una sociedad con un "modelo de familia tradicional, religiosa y numerosa". Finalizado el primer cuarto del siglo XXI, el perfil es totalmente distinto. Se opta por tener "un único hijo o vivir en pareja sin ellos", y el credo no forma un lugar predominante. 

Evolución de la pirámide de población en España en el siglo XXI

La población migrante que llegó a la península tampoco ha sido la panacea para impulsar la natalidad. Sí sirvió para dar un pequeño repunte entre el 2000 y la crisis de 2008, hasta alcanzar los 1,3 niños por mujer, pero muy lejos de los casi tres que se tenían con la llegada de la democracia. "Tampoco deberían ser la solución en el futuro", apunta el sociólogo Pablo Redondo.

En Aragón, en 2010, uno de cada cuatro niños nacidos en la Comunidad era hijo de inmigrantes, siendo este grupo el 12,8% de la población aragonesa. Actualmente, la migración sí que está salvando la demografía en Aragón, puesto que en febrero de este mismo año, el territorio incrementó su población en 7.629 personas, gran parte de ellas migrantes. En 2024, según el INE, este colectivo supone ya el 17,3% de los habitantes de la región.

Es sobre algo que Diego Ramiro, investigador del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC, reflexiona al entender que la situación de este colectivo no es la que se estereotipa. "Las estadísticas dicen que su ratio de nacimientos no es mucho mayor que el de los españoles" incide. Además, su aterrizaje en España no suele ser con todo el "núcleo familiar al completo".

Redondo, sin embargo, ve un resquicio de optimismo en que quien llega de fuera pueda favorecer a la natalidad: "Para ello, se debe trabajar por la integración de este colectivo, ofreciendo buenas condiciones laborales y una inserción real en la sociedad".

Cataclismo en el 2008

Esa pequeña recuperación vista con la bonanza económica se corta de raíz con la crisis de Lehman Brothers de 2008. Si ya la inercia de una nueva sociedad había hecho descarrilar los números de la década de los 70, lo que termina de sacarlos de la vía del todo es la incertidumbre que se genera ese año.

La inestabilidad en el mercado laboral se convierte en el gran enemigo de la natalidad. "¿Cómo te planteas entonces la vida -se preguntan desde el CSIC- si hasta esa fecha vivías de manera holgada, con dos trabajos en la pareja, una hipoteca, etc., y de la noche a la mañana te quedas sin empleo y con deudas?, te ves obligado a volver a casa de tus padres".  La solución está alejada de lo que es tener hijos. Y algo parecido ocurrió en el 2020, con la pandemia, donde los alumbramientos entre diciembre de ese año y enero de 2021 cayeron un 20%.

¿Y para el futuro?

Pablo Redondo entiende que un cambio de tendencia necesita de políticas laborales eficaces para los jóvenes, con una mayor estabilidad, acceder al mercado más pronto y con facilidad para la conciliación. Es una de las líneas en las que se debe trabajar. También es necesario fomentar más intensamente la corresponsabilidad de tareas dentro de la pareja. "Se ha avanzado mucho respecto a lo que había hace diez años, pero todavía queda mucho por recorrer", sentencia.

Más pesimista es Diego Ramiro: "No hay que creer en soluciones mágicas, en las que se ofrezcan incentivos económicos por tener hijos. Es algo que ya ni en países como Suecia y Finlandia sirve". Este profesional entiende la necesidad de repensar los estudios sobre el tema: "Dejar de lado las estadísticas sobre fecundidad y realizar encuestas inéditas que profundicen en por qué una pareja tiene hijos y otra no". Quizá a través de estas respuestas se puedan hacer políticas más certeras y otorgar otras medidas que ayuden a paliar la escasez de nacimientos.